Originalmente publicado en: https://blogs.masdividendos.com/helmonomics/2020/11/10/costes-hundidos-endogenos/
El objeto de esta entrada es explicar el concepto de coste hundido endógeno en el hipotético caso de que pueda ser de utilidad al inversor fundamental que pretende caracterizar el devenir competitivo de un determinado sector en términos de su retorno sobre el capital invertido.
En un sector, como el manufacturero, donde la capacidad instalada es una variable de largo plazo, difícilmente modificable, y el precio una variable de corto, podemos caracterizar la dinámica competitiva con el modelo conocido como competición Cournot.
En esta configuración industrial, las empresas compiten, en una primera fase, en “cantidades”, eligiendo su capacidad productiva, la cual constituye una inversión inicial en activos fijos. A continuación, en una segunda etapa, eligen el precio con el que salen al mercado. Este precio tenderá a converger al punto en el que la demanda es igual a la capacidad instalada del conjunto de empresas que forman el sector.
Cournot predice que la elección de la capacidad instalada será tal que implicará un precio de equilibrio por encima del coste marginal. En terminología inversora, si asumimos que este coste marginal incluye el coste del capital empleado, la afirmación anterior es equivalente a decir que el precio de equilibrio será uno que implique unos retornos sobre el capital empleado por encima del coste del capital.
Este resultado se contrapone a la competición Bertrand, donde no existe inversión previa en capacidad productiva, y la competición es en “precios”. Lo que lleva, más pronto que tarde, y en ausencia de productos diferenciados y/o colusión tácita, a eliminar cualquier atisbo de exceso de rentabilidad sobre el capital empleado.
Volviendo a Cournot, el mark-up será función del número de competidores presentes en el sector. Menor, cuanto mayor sea el número de participantes.
Por otro lado, el número de competidores vendrá, en parte, determinado por la relación entre el tamaño del mercado potencial y la minimum efficient scale (MES), es decir, el punto mínimo en la curva de costes donde una empresa puede producir a un precio competitivo. Cuanto mayor sea el mercado con relación a la MES, mayor será el número de participantes en la industria.
Efectivamente, en un pueblo de 1.000 habitantes, no podemos esperar el mismo número de supermercados que en uno de 10.000. De la misma manera que en un pueblo de 10.000 habitantes no “cabe” el mismo número de supermercados que de centros comerciales.
Por tanto, según este planteamiento, tenemos que esperar que el número de competidores en un sector aumente conforme aumenta la demanda. Lo que implicaría una disminución de los retornos sobre el capital empleado según Cournot. Pero esta predicción apriorística está en franca contradicción con la evidencia empírica en muchos sectores, que muestran un grado de concentración elevado cuando en principio deberían presentar una estructura atomizada.
La capacidad predictiva de un modelo teórico analítico será tan buena como realistas sean los supuestos de los que parte. Es aquí, por tanto, donde entra en juego el concepto de costes hundidos endógenos.
John Sutton explicó en su libro Sunk Costs and Market Structure (1991) por qué hay muchas industrias de manufactura controladas por unos pocos participantes a pesar del crecimiento del tamaño del mercado. Sutton establece, con análisis teóricos acompañados de análisis econométricos, que las industrias con costes hundidos endógenos se desarrollan de forma distinta a otras industrias, con una menor entrada de competidores y una concentración mayor.
Los costes hundidos endógenos son inversiones que las empresas eligen libremente “hundir” y que afectan a la relación precio-coste de los productos de la firma. Cualquier inversión adicional en calidad, publicidad, I+D, reducción de costes, etc. que permite aumentar el precio o disminuir el coste de producción, se puede clasificar como coste hundido endógeno. En otras palabras, los costes hundidos endógenos son barreras de entrada artificiales que los competidores en una determinada industria deciden levantar para dificultar el acceso a nuevos participantes. Con una MES mayor, menos competidores potenciales serán capaces de entrar a pelear en igualdad de condiciones.
El “apellido” endógeno, obviamente, sirve para contraponerlos a los costes hundidos exógenos, que son las inversiones iniciales que las empresas tienen que necesariamente acometer para establecerse en un determinado sector.
Por otro lado, si todos los competidores actuales invierten igualmente en estas barreras artificiales, estas inversiones opcionales pueden potencialmente igualar, o incluso exceder, las ventas adicionales generadas por la nueva demanda. En este escenario, la inversión extra inicial, aunque mantendría alejados a nuevos entrantes y expulsaría a aquellos que no la hicieran, no generaría retornos en exceso adicionales en el largo plazo como en principio predice el modelo de Cournot.
El inversor fundamental, en su cruzada por determinar los retornos disponibles a largo plazo en un determinado sector, puede potencialmente encontrar de utilidad saber distinguir entre costes hundidos exógenos y endógenos, y detectar cuando estos últimos pueden exceder los beneficios que generan.