A cualquiera que esté familiarizado con Holanda no le sorprenderá lo común que es allí la compraventa de objetos de segunda mano: coches, bicicletas, electrodomésticos, ropa… y me parece admirable. Mi televisor, con doce años, se estropeó hace unas semanas; mala pata, pués con un pequeño y barato adaptador smart tv me apañaba muy bien. Prefiero lo frugal y comedido a lo excesivo, pero siempre dentro de lo razonable. Mi intervención apuntaba a lo enfermo, a lo patológico.
Pongo dos casos extremos. Hace muchos años unos conocidos (sin hijos, casa propia y con importantes ahorros ya en aquel entonces) pasaban siempre unos días de vacaciones en un camping de playa. Iban al Carrefour, se compraban una cocacola de litro y medio, una botella de ron y se preparaban sus cubatas. Decían que los tomaban calientes pero que había que ver lo que se ahorraban. Supongo que él seguirá en esa onda, ella murió hace años, aún joven
El otro es un tipo con fuentes de ingresos recurrentes en alquileres y en un par de negocios industriales. Al cabo de dos meses dejó de enviar al logopeda a su hijo mayor, afectado de una tartamudez severa. Decía que era muy caro y que no veía avances. Además (el colmo para él) le aconsejaban que el tratamiento debería de durar dos o incluso tres años.
Al uno y al otro me refería con lo de majadero, aunque en realidad son conductas patológicas.