Burford: un caso más

Muchas gracias por este artículo y, por supuesto, por el otro en el que manifestaba sus dudas razonables sobre la empresa en cuestión.

No he podido evitar recordar lo que escribí al inicio de mi participación en este foro:

Pues bien, ha vuelto a suceder una vez más y desde luego no será la última porque habrá muchas más. Existe, sobre todo en los inversores con cierto sesgo value, una falsa sensación de control que les lleva a concentrar sus carteras o a sobreponderar a determinada empresa porque “saben” que la inversión es segura. Y esa sabiduría deriva de estudiar las cuentas de la empresa y, como he leido en determinada nota de prensa, reunirse durante una hora o las que sean con el CEO o el CFO, por ejemplo.

Soy cada vez más escéptico sobre la eficacia de dichos análisis por varias razones:

Primero porque la contabilidad puede que refleje o no la realidad de la empresa y eso sucede con más frecuencia de la que nos gustaría.

Segundo, porque los directivos de la empresa nos dicen lo que queremos escuchar no nos van a contar las miserias. Esto me recuerda a un comentario de un compañero está mañana diciendo que consideraba “piratas” a todo el mundo. No sé si llego a tanto, pero tengo que reconocer que la profesión de abogado es muy adecuada y compatible con la inversión, porque te cuesta creer ciertas narrativas, sobre todo aquéllas que son fáciles, muy rentables y demasiado perfectas. El ser humano es cualquier cosa menos perfecto.

Por último, aunque todo vaya bien, lo que estamos viendo es el presente y el futuro no lo conoce nadie. Muchas de esas empresas “buenorras” que todo el mundo sabe con seguridad que serán hiper rentables para siempre pasarán a ser empresas vulgares como en su momento lo fueron las que encabezaban los índices hace muchos años. Así ha sido la economía y así seguirá siendo. Hoy nadie sabe qué empresas serán las ganadoras dentro de diez años.

El domingo pasado termine la lectura del paseo aleatorio por wall street de Malkiel. He disfrutado de una forma enorme con la lectura de ese libro, probablemente porque es el mejor que he leído a nivel de recomendaciones operativas y de composición de cartera y, por otra parte, porque se centra de forma contínua en el riesgo.

Cuando habla de la teoría moderna de carteras hace referencia a algo fundamental: A partir, si no recuerdo mal, de unas 40/50 empresas en cartera, el riesgo de empresa (quiebra) desaparece y ello conlleva otra consecuencia no menos relevante: Si diversificar en ese número de empresas elimina el riesgo de empresa el mercado no exigirá una mayor rentabilidad a las empresas de forma individual por dicho motivo. En consecuencia, tener una cartera con tres o cuatro empresas tiene un riesgo enorme, mucho mayor que tener 40 y sin embargo tengo que “pagar” al mercado lo mismo. En resumen, estoy asumiendo riesgo de forma gratuita.

Evidentemente para los value esto no te lleva más que a la mediocridad y empiezan las frases hechas del tipo “el único riesgo es no saber lo que sea hace” y decenas de frases repetidas hasta la saciedad y realmente poco interiorizadas y realmente desmenuzadas entre una gran parte de inversores.

Todo lo que ha pasado hoy con la “mejor empresa del mundo” refuerza mi evolución continua hacia estrategias coherentes con la visión de que no podemos analizar de una forma fiable las empresas y, menos aún, podemos predecir con seguridad absolutamente nada porque el futuro es, por naturaleza, impredecible.

Me he pasado décadas poniendo el foco en análisis predicitivos, primero técnicos, con el consabido fracaso estrepitoso, posteriormente fundamentales para intentar conocer la empresa y su evolución futura. Sin embargo, cada vez estoy más convencido de que la clave en los mercados y donde hay que poner el foco es en la gestión del riesgo. En primer lugar, eliminar el riesgo de empresa mediante una diversificación adecuada, donde ninguna empresa por joya que parezca supere el 2,5/3% de la cartera y, por supuesto, intentar atenuar el riesgo de mercado diversificando de forma geográfica y también introduciendo renta fija en el porcentaje en el que el inversor se sienta cómodo. Porque sí, en efecto, la volatilidad también es riesgo ya que, aunque no haya pérdida permanente de capital, si tengo que esperar lustros para recuperarme, por definición ya se ha producido una pérdida permanente de capital por el camino, puesto que he perdido oportunidades de inversión más rentables que la mía.

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