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Buenas,

no sé si esté es el lugar indicado, pero me gustaría compartir con ustedes mi canal de Youtube.

En el canal analizo y valoro empresas. He aprovechado el ERTE en mi primer trabajo tras terminar mi carrera (ADE y Der) para hacer más vídeos.

Perdonen mi dicción (Estoy tratando de mejorarla) y mi aspecto cuarentenil. Y también, les aviso que algunos de los temas que trato han sido elegidos por mis subscriptores. Sin más pretexto les dejo por aquí el enlace.

https://www.youtube.com/channel/UCU5GmOI4i9cJ5YJkflCWFHA/featured?view_as=subscriber

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Muy buenas, le invito a que se presente en el hilo de bienvenida y nos cuente un poco sobre usted.

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Buenas Camacho,

Muchas gracias por sus magnificas aportaciones al foro, Soy el que escribió con la cuenta de Teseo, escribí con esa cuenta antigua por equivocación. Con esta cuenta ya me he presentado.

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Lo positivo: el gráfico, que es una chulada. Muy bien por Cinco Días.
Lo negativo: Que la crisis del 2008 la iniciamos con una deuda equivalente al 35,8% del PIB y ésta la iniciaremos con un 95,5%. Ante esto sólo me queda agradecer a nuestros políticos por su “gran gestión” y por habernos abocado a un agujero muy oscuro y frío del que nos costará salir. Gracias!

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Buenos días.

Les dejo un artículo de lectura rápida que me pareció interesante sobre incertidumbres económicas y nueva realidad post-coronavirus.

Que tengan un feliz día.

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Tal vez habría que encuadrar este dato en relación con el resto de los países.

En todo caso coincido con usted en que la deuda se está convirtiendo en un problema gordo que parece que hay nula voluntad en afrontar y donde la mayor parte de la estrategia consiste en patada hacia delante y esperar que no pete.

No obstante una vez uno tiene claro que la deuda es un problema grande o que puede terminar siendo grande, las consecuencias a sacar de ello no creo que sean nada fáciles.

En primer lugar está la cuestión de quien asume el coste de reducir esa deuda. Yo soy de la opinión que hay problemas que la única forma real de hacerles frente es asumir que tienen un coste que debemos afrontar entre todos. Sin embargo tengo la sensación que la discusión al final en no pocos problemas económicos no es sólo que exista el problema sinó quien debe de asumir el coste. Y mucho me temo que nadie quiere que le toque asumir parte del coste.

Más allá de quien sea la culpa, un debate tan interesante desde el punto de vista religioso como desde el punto de vista de que no siga creciendo el problema, creo que es una cuestión de naturaleza distinta quien debe de asumir el coste de resolver el problema. En mi opinión todo el mundo debería responsabilizarse de ello. Sin embargo parece que la lucha está en decidir que lo asuman otros y que a nosotros no nos toque. Y hablo de nosotros como grupo de intereses.

Total que el nulo interés general de asumir el coste de resolver el problema, se convierte en una retroalimentación del propio problema.
La cuestión es que cuando pete o cuando no quede otra que hacerle frente, el coste ya inevitable será muy superior para todos.

Ya saben eso es similar en términos de coste cuando tres se ponen a discutir en como repartir 4 cosas indivisibles que sin embargo son perecederas en el tiempo. Hay quien prefiere, aún a riesgo de quedarse con menos de forma absoluta, que otro no se quede con más que él.

En segundo lugar, y no por ello no relacionado con el primer punto, está el tema de las posibles consecuencias el día que la deuda de los estados colapse. Creo que el efecto contagio puede llegar a límites insospechados. Basta ver que pasó en 2008 o en algunos momentos de la crisis de este año, para ver las consecuencias que tiene la falta de liquidez en la forma actual de funcionar el sistema.

Basta ver la cantidad de personas que viven al día o la cantidad de empresas que se basan en el valor de unos activos o de unas perspectivas de negocio, que en el momento que desaparece la liquidez o se para más de la cuenta la economía, difícil parece evitar gran cantidad de quiebras o de personas que no pueda ni sobrevivir.

En las crisis gordas lo que cuesta mucho de saber es hasta que punto puede llegar el nivel de contagio de los problemas. Hay quienes son partidarios de no hacer nada. Pero creo que menosprecian la capacidad de contagio de los problemas y que el coste final puede convertirse en superior a hacer algo.

Hay cosas que se dan por seguras hoy en día, que en realidad corresponden a un proceso histórico largo y que no son a priori sinó más bien el resultado de una serie de compromisos con sus deberes y derechos. Si desaparecen los derechos que los hacen posibles igual dejan de ser sostenibles.

Confiar que determinados marcos legales pueden sobrevivir a crisis enormes o no verse afectados por ellas, me parece mucho presuponer de entrada. Y al final es el marco legal el que sostiene algo que damos tan por seguro como la mera propiedad de algo, sean acciones , sea immobiliario sea deuda.

Recuerdo cuando pasó lo del Banco de Madrid como los administradores concursales se negaron, en primera instancia, y en clara contraposición a la ley que la mayoría de los que llevamos tiempo invirtiendo en fondos conocemos, a establecer de modo previo la separación de los activos de los fondos. No me gustaría ver en una crisis gorda a personas de estas teniendo que mantener las reglas de juego. También me acuerdo que a varias gestoras americanas tuvieron que insistirles varios meses antes de que reconocieran que la propiedad de los fondos no era del banco acusado de blanqueo sinó de personas individuales.

Obviamente si partimos de premisas que evitan según que problemas, a la hora de analizar posibles consecuencias de según que tipo de crisis, el resultado o el coste personal de determinadas medidas, es distinto y parece menos grave. La cuestión es si esas premisas pueden resistir según que escenarios.

Escenarios como el actual, donde uno no puede ni debe de salir libremente por la calle durante unas semanas, deberían de hacernos reflexionar sobre la “solidez” de según que premisas que parece que tenemos todos demasiado en mente, negando la posibilidad de escenarios donde precisamente pueden terminar no siendo válidas.

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La deuda pública de Estados Unidos desde 1790 hasta hoy, ¿que hay de nuevo, viejo?.

No hay que olvidar que -tan sólo un año después del fallecimiento del dictador- en 1976, quebró Gran Bretaña, recibiendo del FMI un rescate de 2.690 millones de libras esterlinas

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Más allá de la propia evolución, la comparación con el resto de países dicen bastante. España era en 2018 el 18 de 27 países tanto en ingresos fiscales como en gasto público. Más allá de situaciones puntuales y residuales en comparación a las magnitudes que manejamos, sólo desde el integrismo religioso se podría decir que tenemos gastos excesivos o excesivos impuestos, al menos de manera agregada y de manera comparada.

Por ponerlo en contexto los países que nos han puesto más pegas, Alemania y Países Bajos, ingresan el equivalente a 60 y 40 mil millones más respectivamente. Gastan más que nosotros el equivalente a 30 y 4 mil millones respectivamente.

Así que es muy loable y casi todo el mundo puede compartir la idea de la reducción del nivel deuda pública en España, pero los datos apuntan a que si en realidad tuviéramos que llevarlo a cabo, tendríamos que desviar nuestra capacidad industrial de la fabricación urgente de mascarillas y EPIs hacia la producción de pañuelos para secar las lágrimas de los que más insisten en acelerar este proceso de reducción de deuda.

Y como le dije a mi novia en el cine: “ahora viene cuando la matan”. Si convenimos que debemos proveernos de bienes y servicios comunes, además de ciertas prestaciones para paliar situaciones de pobreza (sin entrar en cuánto y cómo) y que debemos cumplir los preceptos de nuestra sacrosanta Constitución respecto a la progresividad, podemos entender claramente cuál es el resultado a la hora de “responsabilizarse” del marrón para el grupo de interés que está representado en este foro.

Como además la decisión debe ser tomada de manera colectiva, mucha suerte a quien quiera explicarle a 46 millones de españoles que deben laminar su sistema educativo y sanitario, reducir sus pensiones o el mantenimiento de sus calles y carreteras porque total, él podría pagárselo individualmente.

Lo ha explicado perfectamente, lo de reducir la deuda tiene mucha gracia hasta que descubres que quien más va tener que pagar eres tú.

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No se olvide la reducción del gasto político (y si lo pone en primer lugar de la lista mejor)

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Agree, lo que pasa es que según Eurostat y la clasificación de gasto funcional COFOG España (junto a Dinamarca) es el 4º o 5º país con menos gasto por PIB en el epígrafe “Órganos ejecutivos y legislativos, asuntos financieros y fiscales, asuntos externos” con un 1,6%. El déficit de 2018 fue el 2,5%. Mucha suerte con eso para pagar los más de 300.000 millones que debemos para cumplir el Pacto de Estabilidad de la UE.

Tal vez el “gasto político” al que se refiere @Luis1 (concepto amplio donde los haya, sobre todo en este país de “colocadores” y “colocados”) se distribuya por más partidas que esa.

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@Triath Efectivamente. El problema (tal como apunta brillantemente @agenjordi) es que una vez metidos en esa espeiral de deuda, de apalancamiento y de subvenciones, una vez vivimos de la “droga barata”, es muy difícil renunciar a eso. ¿Qué cómo hemos llegado a ese extremo que parece que no tiene retorno?: Permitiendo que los Estados se hagan cada vez más intervencionistas.

Intentar crecer –prosiguió Juan- a base de emitir más y más billetes y más y más deuda, es lo más parecido a estar unos días en la sala de gas hilarante, te lo pasas bien pero destroza tu organismo, en este caso el productivo, generando ineficiencias en la buena asignación de activos a los proyectos adecuados. Cuando te regalan el dinero, como pasó en la república de Weimar, todo vale. Tener acceso a una financiación ilimitada, con intereses simbólicos, confiere sensación de poder, nos obnubila y distorsiona la percepción de la realidad y de las necesidades de nuestros futuros clientes. El incentivo perverso de colmar al límite los mercados con un dinero fácil, barato o incluso regalado, impulsa el apalancamiento global, desplaza capital a los sectores financieros, a inversiones no productivas e innecesarias y aplasta la inversión sana y productiva. La deuda destructiva es aquella que se destina a gasto corriente improductivo y que no genera riqueza provechosa sostenible en el tiempo. La deuda nos fragiliza. Es lícito y humano cometer errores, obnubilados por el excesivo apalancamiento, pero como expresó Yogi Berra: “Hemos cometido el error equivocado”.
Luis Allué Bellosta

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¿Alguien había leído algo de esto?

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Sobre la deuda de los estados y los déficits:

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En la edición de hoy de mi blog favorito viene otro RD-L coronavírico
https://www.boe.es/boe/dias/2020/04/22/
me da pereza leerme 59 páginas a estas horas.

Magnífico artículo comparando la ingeniería con la creación de una cartera:

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Hoy dos entradas en mi blog favorito. Interesantes:

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Totalmente de acuerdo @Joaquim, IBM ideó la primera base de datos relaciónal con el Sistema 3, que luego derivaría en el IBM S/38, la antesala de los afamados AS/400. En 1988 llegaron a España, y yo tuve el honor de estrenar el segundo en instalarse. Han demostrado ser unos sistemas medios estupendos, con un sistema operativo heredado del IBM S/38. Pero esta gama parece que a IBM no le daba mucho dinero, porque su estrella eran los mainframes que vendía como churros a los Bancos, Seguros, Estado, etc. Y no digamos el pastizal en servicios que IBM cobraba por entonces. La gama de hardware y servicios de AS/400 siempre ha sido la hermana pequeña de las líneas de negocio de IBM. Y como dice, un marketing desastroso.

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En 1989 más o menos un IBM PC XT con 10MB de disco duro costó la friolera de 500.000 Pts. de la época

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@ElHombreTranquilo efectivamente que tiempos aquéllos, los recreativos eran también “Los Billares”, allí yo manejaba el taco con 12 años metiendo monedas en el reloj, jugando con los amiguetes, aunque yo era un fanático de las “máquinas” a secas, o pinballs, como las queramos llamar. Los días de novillos eran el sitio más adecuado de congregación :joy:
Eran tiempos que vivíamos en la calle, nuestro primer escenario de aprendizaje.

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