Alejando al odio errante

Aprovechando que se nombra el fútbol y sin querer desvirtuar el tema del que trata esta joya de hilo, se me hace raro cómo “en el deporte rey” está perfectamente admitido el “vengo a desfogarme de todo lo que he pasado esta semana” o el “pago mi abono y hago/digo (insulto) lo que quiero”.

Me temo que esto no pasa, o no llama tanto la atención de los medios, en otros deportes más minoritarios y que por supuesto, todo el que va al fútbol no va a despotricar, pero la verdad es que da ganas de dejar de acudir a tu asiento porque obviamente es estresante aguantar tooodo el partido el soniquete contra el rival, el árbitro e incluso tu propio equipo.

¿Por qué este odio en el fútbol y no en otros deportes?

¿Son más estoicos (mezclo temas :upside_down_face:) esos otros aficionados?

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Unas reflexiones deliciosas como de costumbre.

Las comparaciones con los demás son una excelente herramienta de aprendizaje pero luego encajarlas dentro del modelo de supuesto éxito o afirmación personal que tiene uno no suele resultar fácil.

Son debates interesantes y sobre los que hay multitud de muy buenos artículos aquí en +D y en otros sitios. Recuerdo un artículo de @MAA que en su día me marcó mucho precisamente por su insistencia en focalizar los objetivos: https://www.finect.com/usuario/aoshi7/articulos/_la_potencia_sin_control

Algunos tenemos la mala costumbre de insistir en los inconvenientes de las decisiones que se toman o de intentar no confundir objetivos. Aunque es inevitable caer en este tipo de errores e invertir significa básicamente asumir unos riesgos en lugar de otros, parece que luego tenemos “dificultad” para asumir las posibles consecuencias de aquellas decisiones que previamente hemos tomado con total libertad.

El ejercicio de buscar culpables se convierte en una motivación intelectual potente para evitar encajar la naturaleza de la realidad, con su dosis potente de aleatoriedad y de que a veces hay factores que uno no había podido o sido capaz de valorar en toda su magnitud.

Como comenta Kindleberger " No hay nada tan molesto para el bienestar y el buen juicio de uno mismo que ver a un amigo hacerse rico".
Uno toma un camino buscando un objetivo renunciando a según que cosas e igual el destino se transforma en que ese objetivo ni era tan maravilloso como una creía o esas renuncias eran más dolorosas de lo que le parecían o simplemente había maquillado bajo un supuesto objetivo, el que realmente deseaba y era menos correcto desde la propia moral formular explícitamente.

Todas estas cosas se pueden convertir en fácil caldo de cultivo para la frustración.
A veces leyendo los hilos hablando de los que confían en exceso que les paguen las pensiones el gobierno o de los que viven su vida a todo trapo, me parece notar en algunos posts, cierta necesidad que les salgan las cosas mal para que el que ha elegido uno bastante en las antípodas, sienta sus “elecciones vitales” recompensadas.

Ojo que algo parecido siento cuando escucho a algunos de estas personas que vive a todo tren, hablando en otros lares sobre la necesidad de ahorrar para hacer frente a imprevistos y se creen con derechos adquiridos por haber hecho quien sabe que, a costa de todo otro tipo de consideraciones.

Cuando uno para considerar que tiene éxito necesita que en cierta forma a los demás les vaya mal, tiene un problema. La justicia ni es divina ni va a aparecer en la forma que más le interesaría a uno. Lo cual dicho de paso tampoco la convertiría en justicia.

Disfruten de su camino, de sus éxitos que seguro que los tienen si saben apreciarlos y de analizar el comportamiento de los demás.
Ahora esperar disfrutar de las desgracias ajenas se convierte en una poderosa forma de terminar perdiendo el rumbo y de dejar que nos guíe aquella parte de nosotros que no debería hacerlo.

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No sé quién es este señor, pero por esta frase no me pierdo algo interesante, destila envidia insana que no augura nada bueno, salvo que el contexto de donde la sacó me diga lo contrario.

En efecto así es.

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Es una frase que está en su libro sobre las burbujas especulativas y el comportamiento humano que las produce:
Manías, pánicos y cracks.

De hecho si se fija bien esa frase describe a la perfección el éxito de cosas como la lotería de navidad. Una parte significativa de los partícipes no juegan tanto por que crean que tienen posibilidades significativas que les toque sinó porque les da un miedo terrible asumir precisamente el riesgo que toque a varios de sus conocidos y a ellos no.

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Es un comportamiento comprensible no quedarse fuera de un conjunto que juega, en ese contexto no parece tan ‘enfermiza’, no obstante lo malo de esa situación sería no haber aprovechado una oportunidad cercana más que molestarse por la fortuna del amigo, que si eso le produce a uno malestar es problemático, a mi juicio.

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De hecho es lo que te dice todo el mundo cuando te preguntan si ya has comprado lotería de la empresa, del bar, de la tienda de la esquina… y contestas que no compras: ¿Y si toca?

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Pues bien por el que le toque, pero con de ese pensamiento de ¿y si toca? que por cierto se ha convertido en motivo de ventas (publicidad) se deja uno una pasta, vamos que lo que parece un comportamiento normal podría incluso ser potencialmente inducido, se induce además a jugar en grupo y compartir. Mi opinión, si toca afortunado el que le toque. No juego casi nunca, pero si juego, que son muy pocas veces, ya prácticamente nada, lo hago solo.

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En mi caso utilizo el marco mental de “menor arrepentimiento” para ciertas decisiones que no vayan a tener un impacto importante en el peor escenario posible. Valoro más la función de utilidad y es que no se puede luchar en exceso contra la propia naturaleza sin caer en el agotamiento o llegar a otros extremos que pueden ser peores, saber librar las batallas más importantes con energía y conservarla en las menos importantes a mi me parece importante.

Por ejemplo, si voy a realizar una inversión muy grande intento ser lo más objetivo posible y examinar con precisión y calma las cosas, sin embargo si voy a comprar un décimo de lotería al año en mi entorno social sé que va a ser poco dinero y pese a saber que las probabilidades de que toquen son escasas o incluso que la lotería elegida no es la mejor por la distribución de premios etc, a cambio minimizas el arrepentimiento que te puede provocar que toque tan cerca de ti aunque este arrepentimiento no sea racional estadísticamente y sea provocado por sesgos.

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Yo creo y lo pienso así desde siempre, que mi lotería era mi trabajo. A lo mejor por ver de pequeño costumbres de jugar a los boletos en los bares, maquinitas por todas partes, etc. mi acercamiento o afición a la lotería es nula, entonces mientras mi entorno coge un décimo de cada amigo, bar, familiar, etc. mi mente está totalmente tranquila, y me incitan a “como no juegues no te va a tocar”, pero es que me da igual que toque o no toque, les deseo lo mejor a todos, mi mente está en otro sitio. Mis amigos me ven como un bicho raro, de hecho participo algo por tener en Navidad, pero nunca más de 20-30€. Considero una aberración jugar 600€-800€, y casos tengo muy cerca. Yo sigo mi camino :wink: .

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Es usted de los míos, si les toca pues me alegro jamás me arrepentiré de no haber comprado y no es por la posible pérdida y ni el fácil acceso a la opción es que simplemente me da igual, por eso me llama la atención la frase:

Que para mi manera de pensar roza el ridículo mental.

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De manera más o menos consciente, aunque sólo sea por la testosterona, todos podemos sentir esto en algún momento. Pero sentirlo no significa razonar.
Al final dentro de nosotros están las semillas de todo, del amor, tolerancia, solidaridad o del miedo, codicia, envidia… Y crecerá lo que más reguemos. Esto no lo digo yo, esto es ancestral.
Pero esto es fácil decirlo, cuando se llega a una edad uno se da cuenta que en su jardín también hay malas hierbas, y esas son difíciles de cortar.
La paciencia es importante y regarla bien, tanto en la vida como en las inversiones. Que un gran fallo es pretender ser rico demasiado pronto.

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Yo siempre recuerdo la verdad este vídeo en el que hacen un experimento con dos monos.

Empiezan dando al primero un premio y está tan contento con ello. En el momento que a su colega le dan uno mejor, miren y vean lo que ocurre!

Somos animales y como animales, sufrimos estas cosas.

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Los libros de Frans de Waal son muy interesantes si queremos entender mejor por qué nos comportamos como nos comportamos.

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En el ámbito laboral, hablar o conocer el salario de los compañeros suele ser un tema bastante delicado y controvertido, es fácil ver como quema bastante enterarse de que un compañero al que uno cree con un rendimiento inferior cobre lo mismo o más ( luego si eso es real o no, es otra cuestión ). Lo que es irónico, es que esa “ira” que se suele tachar como sentimiento negativo puede dar el impulso definitivo al trabajador para ir a reclamar un mayor salario cuando antes no se atrevía, ya fuera por que estaba conforme o por miedo, llegando incluso a despedirse y buscar otro trabajo donde le valoren más. Es un tema aún controvertido y que dependiendo del sector puede tener consecuencias bastante importantes.
Así que ya ven, las emociones “negativas” no solo nos llevan a cometer actos estúpidos, si no también a sobrepasar miedos que nos atenazan.

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Los dos refieren a lo mismo, hombre o mono el comportamiento es ridículo en ambos casos, aunque se de que de hecho se da, pero no quita lo poco reflexivo del mismo, comparar lo que uno tiene con lo que tiene otro en cualquier ámbito demuestra baja autoestima e incapacidad de reconocer que el mundo es ancho, que se da no lo niego, pero que alguien reconozca esta situación en carne propia, no siendo un mono y no sienta vergüenza es lo que no entiendo.

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Una de mis mayores “decepciones”
al finalizar la carrera fue comprobar el amplio gap entre los constructos teóricos y la certera realidad.

Mi universidad en el ámbito académico es principalmente Cognitivo Conductual. El mundo en la realidad es emocional con una pátina de racionalidad.

El porqué daría como para que escribiese un libro, sin embargo el resultado es el que es, y no hace falta irse a rigurosos estudios, lo podemos comprobar en el día a día, ante cualquier detalle, si tenemos la capacidad de observar, no sólo mirar.

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Lo comprendo perfectamente, de dicho al hecho hay mucho trecho, no obstante es mi opinión siempre opino como escribo y mentiría si dijera lo contrario, si lo que quieren son mentiras no me lean, quizá me equivoque pero si tengo que aconsejar a alguien le diría que ignore qué tiene el vecino y viva su vida, -SU VIDA-, sobre lo cognitivo conductual, con todo el respecto, mi experiencia en bastante lamentable y citando a Jung “ Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos “

Sinceramente me tengo por gran observador, tanto que cuando no entiendo un comportamiento lo estudio, esto de forma personal, laboral y social, que entienda un comportamiento no quiere decir ni que lo apruebe ni que lo aconseje, me reitero: estar pendiente del vecino no es sano y menos si se trata de ‘logros’ sean estos económicos familiares u de otra índole, y llego más lejos he visto personas ‘aparentemente válidas’ arruinadas por este comportamiento y además las he sufrido en mi entorno cercano, y cuando digo arruinadas me refiero a personalmente hundidas incapaces de gestionar sus actos de forma coherente.

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Lo bueno de la Psicología o la Filosofía es que no hay verdades absolutas. ¿Cuál es la verdad? ¿ Su verdad es mi verdad? ¿ Mi verdad es cuantitativamente más verdadera que la suya?

Sin poner en duda su percepción de su capacidad, es una pregunta clásica que la Psicología siempre se ha formulado, por su importancia, siempre partiendo de las varias de estas premisas: ¿Ante el mismo estímulo todos los observadores llegarán a la misma conclusión, independientemente de su edad, origen social, país de procedencia, estrato económico, nivel de estudios, experiencias personales vividas, etc etc?

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La pregunta es buena, mi respuesta es que no hay verdad en una complejidad social, ni yo pretendo imponerla, digamos que expongo mi opinión, si expusiera otra versión diferente, como ya he apuntado mentira, ni usted ni yo ni nadie tiene verdades absolutas. De hecho me suelo cuestionar hasta yo mismo bastantes veces y además tengo costumbre de hacerlo en público si se da el caso.

Si la conclusión es: si es bueno sentirse mal por la riqueza de un amigo, la respuesta es sí, creo que ha sido suficientemente expuesto el punto de vista. No suelo sentirme intimidado por mayorías, afortunadamente. Ahora bien, que esto le ocurra a la mayoría, que se sientan mal por la riqueza de un amigo, pues es un hecho que creo no haber negado.

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Recuerdo que en un podcast, creo que de Freakonomics, hablaban sobre una empresa en la que los sueldos de toda la plantilla eran públicos y que precisamente beneficiaba a los trabajadores. Desgraciadamente no me acuerdo ni qué empresa era ni del episodio del podcast que era.

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