Unas reflexiones deliciosas como de costumbre.
Las comparaciones con los demás son una excelente herramienta de aprendizaje pero luego encajarlas dentro del modelo de supuesto éxito o afirmación personal que tiene uno no suele resultar fácil.
Son debates interesantes y sobre los que hay multitud de muy buenos artículos aquí en +D y en otros sitios. Recuerdo un artículo de @MAA que en su día me marcó mucho precisamente por su insistencia en focalizar los objetivos: https://www.finect.com/usuario/aoshi7/articulos/_la_potencia_sin_control
Algunos tenemos la mala costumbre de insistir en los inconvenientes de las decisiones que se toman o de intentar no confundir objetivos. Aunque es inevitable caer en este tipo de errores e invertir significa básicamente asumir unos riesgos en lugar de otros, parece que luego tenemos “dificultad” para asumir las posibles consecuencias de aquellas decisiones que previamente hemos tomado con total libertad.
El ejercicio de buscar culpables se convierte en una motivación intelectual potente para evitar encajar la naturaleza de la realidad, con su dosis potente de aleatoriedad y de que a veces hay factores que uno no había podido o sido capaz de valorar en toda su magnitud.
Como comenta Kindleberger " No hay nada tan molesto para el bienestar y el buen juicio de uno mismo que ver a un amigo hacerse rico".
Uno toma un camino buscando un objetivo renunciando a según que cosas e igual el destino se transforma en que ese objetivo ni era tan maravilloso como una creía o esas renuncias eran más dolorosas de lo que le parecían o simplemente había maquillado bajo un supuesto objetivo, el que realmente deseaba y era menos correcto desde la propia moral formular explícitamente.
Todas estas cosas se pueden convertir en fácil caldo de cultivo para la frustración.
A veces leyendo los hilos hablando de los que confían en exceso que les paguen las pensiones el gobierno o de los que viven su vida a todo trapo, me parece notar en algunos posts, cierta necesidad que les salgan las cosas mal para que el que ha elegido uno bastante en las antípodas, sienta sus “elecciones vitales” recompensadas.
Ojo que algo parecido siento cuando escucho a algunos de estas personas que vive a todo tren, hablando en otros lares sobre la necesidad de ahorrar para hacer frente a imprevistos y se creen con derechos adquiridos por haber hecho quien sabe que, a costa de todo otro tipo de consideraciones.
Cuando uno para considerar que tiene éxito necesita que en cierta forma a los demás les vaya mal, tiene un problema. La justicia ni es divina ni va a aparecer en la forma que más le interesaría a uno. Lo cual dicho de paso tampoco la convertiría en justicia.
Disfruten de su camino, de sus éxitos que seguro que los tienen si saben apreciarlos y de analizar el comportamiento de los demás.
Ahora esperar disfrutar de las desgracias ajenas se convierte en una poderosa forma de terminar perdiendo el rumbo y de dejar que nos guíe aquella parte de nosotros que no debería hacerlo.