Hola Laertes,
efectivamente, ese es el problema, la proporción, y no otro. Problema que también estallaría en lo que copia de la intervención de Helm, que incluso sería más distópico si cabe, porque la pugna estaría en conseguir unos muchos vender primero las acciones que unos menos quieren comprar. Parece un capítulo de los “Juegos del Hambre”. Todo sistema Ponzi acaba por estallar, más tarde o más temprano.
Además, en Europa a los estados tampoco se les permitirá endeudarse demasiado. España ya ha tenido algún aviso. Y el grueso de personas jubiladas todavía no ha llegado a su máximo. Parece claro que vamos a un escenario de una presión fiscal importante, superior a la actual, por parte del estado: mientras conserve la potestad de recaudar impuestos, algo habrá para repartir. Pero claro, las personas jubiladas…también pagan impuestos. También pagan el IVA, los impuestos municipales, etc. etc. etc.
¿Un aumento de la productividad puede aminorar el efecto negativo de la falta de cotizantes? Lo desconozco. No digo que no pueda ser, sino que no veo su implementación concreta, aunque sobre el papel (que todo lo aguanta, como la hoja de cálculo con las inversiones y sus progresiones) suene coherente.
¿Menos cotizantes pero con sueldos más altos porque son más productivos? No creo que los tiros vayan por ahí, y menos si atendemos a la importancia del sector servicios en nuestra economía española (que genera el 70% del PIB). Se me antoja una quimera, en nuestro caso.
Copio de internet (el resaltado es mío): " Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en España, el salario más común entre los ciudadanos es de 18.502 euros brutos anuales , percibido por 563.384 empleados. El segundo salario más frecuente es de 16.487,2 euros al año y lo reciben 560.327 trabajadores"
Es decir, un salario bruto mensual de poco más de 1500 euros es lo más frecuente en nuestro país. Datos a 15 de febrero de 2024.
Yo ya soy consciente que mi pensión pública va a ser menos dadivosa que las actuales (aunque veo improbable un default del estado en este punto, nunca me han gustado las personas catastrofistas), y que vamos a ser una generación “generosa” teniendo en cuenta lo que hemos aportado, y lo que vamos a recibir como pensión pública. Bueno, aceptarlo ya es algo, ¿verdad? No querer ver la realidad no impide que se cumpla.
Por eso mismo invierto parte del dinero que gano desde hace años, y no por otra cosa. No soy codicioso, pero me gusta ser previsor. Y por eso mismo no me gusta que el gobierno, el que sea, limite nuestra capacidad de inversión de diversas maneras: límites a los dividendos que pagan las empresas, límites a las recompras de acciones, límites a las aportaciones a planes de pensiones privados (1500 euros anuales), a PIAS (240.000 euros en límites anuales de 8000 euros), etc. En esto, me declaro liberal, absolutamente.
Cuando era estudiante de EGB (allá por el final de los 70 e inicios de los 80 del siglo pasado), en nuestro centro escolar (propiedad de la obra social de un importante banco español) se nos inculcó el valor del ahorro. Y les estoy enormemente agradecido por ello. Cada mes aportábamos a una libreta de ahorros a nuestro nombre lo que nos daban nuestros padres, y nadie sabía lo que aportaba su compañero, ni falta que hacía (en mi caso todavía me acuerdo de la cantidad mensual: 25 pesetas). Hoy en día algunos demagogos lo tacharían de “moralmente reprobable por incentivar el capitalismo entre los niños”. ¡Ojalá existieran más centros escolares como aquel!
Saludos.