Hablamos del conocimiento de la empresa, la suerte, las probabilidades, los insiders, la directiva, el entorno, la posición personal, el mercado, incluso de los monos, unos apasionantes primates, en definitiva, lo que se ha venido a llamar “el ámbito de competencia” en la inversión y como se analiza los anteriores apartados.
Con el siguiente ejemplo visualizarán con total perfección el concepto de “ámbito de competencia”, señalándoles dos empresas con actividades muy dispares. Creo que los ejemplos, más que la teoría, mejoran la compresión del concepto. Recuerden que es básico para ello entender la personalidad, circunstancias, formación y experiencia del inversor que realiza el análisis, pues siendo personal e intransferible modula y concreta su “ámbito competencial”.
FLOW TRADERS. Se trata de una empresa holandesa cuyo negocio reside en dar liquidez por contrapartida a productos cotizados, fundamentalmente ETFS, ETNS, ETVS, etc.
He dedicado más de 400 horas al análisis de la empresa: balance, cuenta de resultados, sector, entrevista con la gerencia, oportunidades, fortalezas, debilidades, operativa, situación del mercado y sus expectativas, comparativa con otras empresas y sus ratios, lectura de todo lo publicado hasta la fecha, opiniones de la cartera de clientes, etc., etc.
La conclusión a la que he llegado es que no entiendo absolutamente nada de este negocio, nada de nada, el vacío más absoluto. Y miren que he leído en algún que otro artículo en el que señalan que es de muy fácil entendimiento. Nada, es que solo ver el logo de la empresa me produce urticaria en la retina. No puedo con ella.
ORSERO. Se trata de una empresa italiana cuyo negocio reside en la producción, importación, distribución y venta de fruta, con cierta incidencia en la piña y, con un mayor peso, los plátanos y las bananas, son los productos estrella. Y muy ricos. Conozco en profundidad estos artículos.
He dedicado dos minutos a su análisis, dos minutos, no he necesitado más para comprender totalmente la empresa y su negocio. Puedo asegurarles que mi conocimiento es superior al de cualquier especialista en la materia, incluyo a la gerencia, consejo de administración y familia con mayor participación en la empresa.
Afirmación tan contundente requiere de una concluyente prueba, aquí les aporto la mía y su evidencia: si Charles Darwin me hubiera conocido, su viaje a las islas Galápagos hubiera sido totalmente innecesario para formular la teoría de la evolución, todo le hubiera quedado claro al instante. Eso sí, restaría un fleco por despejar de difícil solución, no resuelto en mi caso hasta la fecha: cuál de las dos especies comparadas presenta mayor evolución.
No se sorprendan si les señalo que no he invertido ni un duro en Orsero por muy contradictorio que les parezca. Comprenderán Uds. que los de mi especie bastante tenemos protegiendo a diario nuestro territorio y hembras de otros machos encelados, evitando de esta forma que los naturalistas nos confundan con los ciervos, para además incorporar a nuestras innumerables y agotadoras obligaciones reproductoras, recolectoras y campestres el cuidado de una cartera de valores.
Me molestaría que algún lector opinara, equivocadamente, que mi aportación es poco seria, nada más lejos de mi intención, lo prueba el contenido de lo anterior, he tratado la teoría de la evolución y dos empresas que pueden ser de interés y todo ello en un único post. Y, además, gratis, no he pedido a cambio ni una mísera banana, las que me dan los guardas de la reserva como premio cuando realizo alguna de las gracias a las que me obligan y que tanto me avergüenzan.
Sin más, con la esperanza de haber resuelto sus dudas sobre el importante concepto del “ámbito de competencia”, comienza a anochecer donde resido, por lo que por seguridad me retiro a la copa del baobab en el que se ubican mis dependencias.