Sobre la prosperidad de colectivos y personas

Había escrito esto en mi Facebook personal, una pequeña reflexión acerca de la prosperidad personal y colectiva y sus condicionantes y dificultades. Como no se indexa –creo– lo que publico en FB, y puede tener su interés por aquí, pues se la dejo también :wink: Ahí va:

Las fórmulas tanto para que la ciudadanía que forma parte de un Estado prospere como colectivo, como para que el ciudadano, a nivel individual, prospere financieramente, son conocidas si se hace un esfuerzo por investigar, y se han testado empíricamente a lo largo del tiempo.

El problema que plantean, y es por lo que muchas veces no suelen darse ni a nivel país ni a nivel individuo, es que requieren primero de cultura, económica en el primer caso y financiera en el segundo, y en un segundo término de sacrificios duros a corto y medio plazo (eso, cuando no se ha estado años haciendo las cosas mal, en cuyo caso los sacrificios ya serán para que la próxima generación no pague nuestros platos rotos –véase Argentina–).

Sin cultura económica o financiera es absolutamente imposible, porque lógicamente nadie hace sacrificios sin tener la convicción de que van a verse recompensados en el futuro. Pero es que incluso en el caso de haber interiorizado cómo funcionan las economías y las finanzas, el mundo en definitiva, te resta el sacrificio y la paciencia para aguantar a corto o medio plazo (y medio plazo, señores y señoras, no son los cuatro años que normalmente duran las legislaturas, ni el “quiero forrarme invirtiendo en bolsa en uno o dos años”, no).

Lo que yo también percibo, tanto observando a Estados que han hecho bien las cosas en el pasado, con sus correspondientes sacrificios, cuya ciudadanía como colectivo y el propio Estado como ente prosperan, como observando a personas que ya con cuarenta o cincuenta años supieron gestionar bien su patrimonio, haciendo sacrificios en el corto y medio plazo, y se podrían casi retirar simplemente para gestionarlo, es que rara vez vuelven a la senda cortoplacista y complaciente (cuando pasa, suele tratarse de las siguientes generaciones, que disfrutan lo logrado por sus antecesores sin haber hecho sacrificio alguno). Normal, pensaréis, una ciudadanía que no tiene excesivos problemas de desempleo, cuya renta per capita es ascendente, su inflación o coste de la vida está contenida, y con un Estado con su deuda bajo control y que hasta tiene un remanente para ayudar a quien lo necesita, no se ve demasiado tentado de volver a las andadas (aquí la extrema izquierda rara vez gana elecciones, ejem); como tampoco se ve excesivamente tentado de pulirse su patrimonio una persona que, en la cuarentena o cincuentena, podría decidir, si así lo quisiera, casi casi retirarse y vivir de las rentas y simplemente gestionar su patrimonio (que curiosamente, luego son personas que por el motivo que sea, muchas veces tienden a no querer retirarse y dejar su actividad profesional: lo disfrutan sus hijos y allegados, que tampoco está nada mal como proyecto de vida).

A nivel país, como individuos poco podemos hacer, estamos al albur de lo que nos haya tocado. Si creemos en la democracia, toca aceptar lo que decida la mayoría, agree. Pero a nivel personal puedes hacer lo que quieras, aunque a cambio eres totalmente responsable de tus actos. Luego te encuentras a muchos que te dicen que por qué no te dedicas a vivir la vida padre en vez de invertir tus ahorros, o qué narices haces trabajando en agosto por cuatro perras cuando no te hace falta el dinero. Pues eso, sacrificios a corto medio plazo para ser completamente libre en el futuro de hacer lo que estimes oportuno con tu vida. Y no es una actitud o estrategia para todo el mundo, es la mejor para mi, es lo genial del asunto, cada uno es libre de hacer lo que quiera (pero eso sí, si nos decidimos por el plan guay luego seamos consecuentes, y no envidiemos al vecino que en su momento se sacrificó, o cuyos padres se sacrificaron).

Lo peor de todo, lo que hace todo esto jodidamente complicado –perdonen el castizo pero así se entiende mejor–, es que tanto a nivel país, como a nivel personal, puedes hacer las cosas de una forma económica y financieramente ideal, y que luego una guerra, un golpe de Estado de personas con ideas contraproducentes, o simplemente la mala suerte haga que todo salte por la ventana. Juegas con probabilidades, no queda otra, pero algunos pensamos que merece la pena ponerlas a tu favor y arriesgarse, que esa pequeña probabilidad de fracaso inmerecido no justifica tirarlo todo por la ventana, para acabar comprándote un Porsche y darte una vuelta al mundo (legítimo, por otro lado).

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Yo diría que la ciudadanía no forma parte del estado, por definición forma la sociedad sometida a la soberanía del estado. La diferencia es grande.

El estado debe buscar la prosperidad de la sociedad, es su único fin y no otro, hay muchas formas de enfocar esto pero ninguna debe pasar por la prosperidad y consecuente crecimiento del estado, pues al final no es el estado el que trabaja para el ciudadano sino el ciudadano el que lo hace para el estado, no pongo ejemplo de modelos políticos pero hay ejemplos palmarios.

Tampoco es eso, se puede ir por la vida como los baúles o por el contrario con juicio crítico ante lo que “nos ha tocado”, vivimos tiempos demasiado ideológicos y poco prácticos pero esto nos es impuesto por una política social “correcta” que bien analizada no resulta tan correcta sino ideológicamente sesgada, revelarse contra eso desde un punto de vista individual es correcto y defendible, no hacer nada es ir con la corriente. Lo que “nos ha tocado” no es un fin, sino un medio para conseguir un fin y por lo tanto susceptible de mejora y crítica.

Dentro de esa cultura se debería incluir el pensamiento liberal, el librepensador es el hombre verdaderamente libre, no sé si somos suficientemente conscientes de ello, por ejemplo un economista puede salir titulado (al menos hace años) sin saber quién era Mises o Hayek, eso sí la vida y andanzas de Keynes no se deja en ningún plan de estudio, ¿buscamos a esto un motivo? Yo pondría este libro como asignatura desde el bachiller:

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