SI ALABA A INGLATERRA, SERÁ INGLÉS, SI HABLA MAL DE PRUSIA ES UN FRANCÉS; Y SI HABLA MAL DE ESPAÑA, ES ESPAÑOL
Estos son tres versos de un poema de Joaquín María Bartrina publicado en Obras en prosa y verso, Wentworth Press (2018) cuya primera edición es de Texidó y Parera, Barcelona (1881) y esta es nuestra desdicha.
General es Serrano,
generales Pavía y Ros de Olano;
generales son Prim y Moriones,
Zabala es general y lo es Briones.
¡Tanto abunda hoy un rango tal
que inclusive el malestar es general!
Oyendo hablar a un hombre, fácil es
acertar dónde vió la luz del sol:
si alaba a Inglaterra, será inglés;
si os habla mal de Prusia, es un francés;
y si habla mal de España, es español .
¡Ay!; Juan tenía un diamante de valía,
y, por querer saber lo que tenía,
la química estudió, y ebrio, anhelante,
analizó el diamante.
Mas, ¡oh, qué horror!; aquella joya bella,
lágrima, al parecer, de alguna estrella,
halló, con rabia y con profundo encono,
que era sólo un poquito de carbono…
Si quieres ser feliz, como me dices,
no analices, muchacho, no analices…
Joaquín M.ª Bartrina.
Apreciada comunidad, apreciado @jvas, si les parece bien iré recordando personajes que todos los españoles deberíamos conocer, permítanme comenzar con una pequeña celada que es comenzar con dos mujeres, alguna más incluiré. No trato de añadir nada nuevo y casi todo esta copiado de aquí y de allá, citando las fuentes, porque la intención no es profundizar en la Historia sino recordarles a unos algún aspecto y presentárselo a otros. Gracias por su buena predisposición que ya asumo.
El descubrimiento de las vacunas por Pedro Manuel Chaparro y Edward Jenner y la expedición Balmis y la labor de Lady Mary Wortley Montagu e Isabel Zendal Gómez
En la época de Edward Jenner, la inoculación ya era una práctica común, pero implicaba graves riesgos aunque en 1721, Lady Mary Wortley Montagu había importado la variolación en Gran Bretaña después de haberla observado en Constantinopla. En el s. XVIII 400.000 europeos fallecían cada año víctimas de viruela.
Al observar el hecho comúnmente conocido de que las lecheras eran generalmente inmunes a la viruela, Jenner postuló que el contacto de las lecheras durante el ordeño con el pus de las ampollas de las vacas (conteniendo el virus de la viruela bovina, una enfermedad similar a la viruela, pero mucho menos virulenta) las protegía de la viruela.
En 1796 Jenner probó su hipótesis inoculando a, James, un niño de ocho años hijo de su jardinero. Raspó el pus de las ampollas de la viruela en las manos de una lechera infectada de la viruela e inoculó a James en ambos brazos ese día, lo que le produjo posteriormente fiebre y cierta inquietud, pero ninguna infección grave. Posteriormente, le sometió al procedimiento de variolación, el método habitual de inmunización en ese momento, que en ocasiones suponía contraer la grave enfermedad. No se produjo ningún síntoma. El niño fue más adelante probado de nuevo con material variólico, y de nuevo no mostró ningún signo de infección.
La contribución principal de Jenner no fue que inoculó a algunas personas con la vacuna. Además, demostró que el pus protector de la viruela vacuna podría inocularse eficazmente de persona a persona y no solo directamente del ganado.
Sin embargo, más de 20 años antes, a finales de 1764 en Chile se sufrió una epidemia de viruela y el hispano-chileno Pedro Manuel Chaparro realízó inoculaciones de las pústulas de los variolosos para prevenir la viruela en el año 1765, antes de ser médico y recién egresado la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios; fueron un éxito puesto que se inocularon a más de cinco mil personas de las cuales ninguna se murió, si no que después demostró que eran inmunes a la viruela.
Pero esto ya era conocido por Mary Montagu en 1717, esposa de Wortley Montagu, vivían retirados en el campo pero su marido fue nombrado embajador ante el Imperio Turco y Lady Mary lo acompañó. La embajada fue breve, fue llamado de vuelta en 1717, pero el matrimonio permaneció en aquella ciudad hasta 1718. La historia de este viaje y sus observaciones de la vida en Oriente se cuentan en las Cartas de la Embajada Turca (Turkish Embassy Letters). Lady Mary (que en su propia piel mostraba las cicatrices de la viruela, y había visto morir a su hermano por ella) trajo a su vuelta a Inglaterra la práctica de la variolización como profilaxis contra la enfermedad. Hizo inocular a sus hijos a pesar de los prejuicios que había contra esta práctica: Fue precursora de la vacunación, que de modo científico pondría en marcha en 1796 Edward Jenner.
Hasta 1901, sus cartas no fueron editadas y publicadas como The Best Letters of Mary Wortley Montagu por Octave Thanet. En España se ha publicado Cartas desde Estambul , La Línea del Horizonte Ediciones. Madrid (2017).
Edward Jenner no logró dar a conocer su método más allá de su pueblo. Lo más que pudo vacunar a los niños del vecindario, en el condado de Gloucestershire. Nadie se interesó ni por su vacuna ni por él hasta que Francisco Javier Balmis inició una inoculación a nivel de todo el Imperio español, que en ese momento era como decir a nivel mundial .
Francisco Javier Balmis, médico militar nacido en Alicante que llegó a ser el médico personal de Carlos IV , había vivido y trabajado en La Habana y en México, donde había investigado de primera mano las enfermedades venéreas y los tratamientos que podían paliar su desarrollo. Cuando Edward Jenner dio a conocer su descubrimiento de la vacuna antivariólica , Balmis se encontró entre sus más tempranos partidarios. A su vuelta a España convenció a este Rey y sus ministros para promover una expedición que esparciera, de forma altruista, la vacuna de la viruela a lo largo del globo.
Un virus transportado por niños
Para lograr que la vacuna resistiese durante la travesía, el alicantino recurrió a una veintena de niños huérfanos, a falta de voluntarios, que fueron pasándose el virus de uno a otro. Entre los veintidós niños (entre tres y nueve años) había seis venidos de la Casa de Desamparados de Madrid , otros once del Hospital de la Caridad de La Coruña y cinco de Santiago.
Los niños eran sometidos a inoculaciones semanales, en dos de ellos, con el líquido obtenido de las pústulas de los vacunados la semana anterior. Balmis llevaba unos aparatos cuidadosamente preparados —termómetros, barómetros, una máquina neumática, miles de cristales para extensiones de pus…— así como dos mil ejemplares del texto sobre la vacuna que acababa de traducir y que estaba destinado a ser distribuido gratuitamente con objeto de difundir los conocimientos para la práctica de la vacunación.
El 30 de noviembre de 1803 zarpó el navío María de Pita con 37 personas desde el puerto de La Coruña. La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna contra la Viruela estaba formada por Franciso Balmis, prestigioso cirujano; dos médicos asistentes, dos prácticos, tres enfermeras y la rectora del orfanato Casa de Expósitos de La Coruña Isabel Zendal Gómez. El director era alicantino; el subdirector, el doctor José Salvany, catalán; la enfermera, Zendal, gallega y el capitán de la corbeta, el teniente de fragata Pedro del Barco era vasco.
«La miserable(+) Rectora que con excesivo trabajo y rigor de los diferentes climas que hemos recorrido, perdió enteramente su salud, infatigable noche y día ha derramado todas las ternuras de la más sensible madre sobre los 26 angelitos [los que hicieron el viaje a Filipinas] que tiene a su cuidado, del mismo modo que lo hizo desde La Coruña y en todos los viajes y los ha asistido enteramente en sus continuadas enfermedades».
(+) Por miserable debe entenderse desdichada, abatida o infeliz, no ruin o canalla
El barco recorrió Puerto Rico, Venezuela, Cuba y varias ciudades de México. Varios médicos que formaban parte de ella llevaron la vacuna hasta Texas por el norte y Nueva Granada (Colombia) por el sur, y finalmente alcanzaron Chiloé en Chile. Los obstáculos que sufrieron los expedicionarios fueron extraordinarios: el viaje se inició con un naufragio en la desembocadura del río Magdalena , Salvany enfermó de gravedad y quedó ciego del ojo izquierdo antes de morir en la ciudad de Cochabamba, en 1810, como consecuencia de las duras penalidades que tuvo que sufrir cumpliendo la misión de introducir la vacuna en la cordillera andina. La mayor parte de los miembros de esta subexpedición no regresaría a la Península.
Viaje al Pacífico
La necesidad de nuevos niños para transportar el virus obligó a Balmis, ante la negativa de las autoridades locales a facilitar huéfanos, a la compra de esclavos, tres mujeres y la incorporación de un niño, en Cuba. Muchos mandos y altos clérigos americanos ignoraron a la expedición ante la creencia de que no resultaba un método eficaz contra la viruela , si bien no faltaron mandos intermedios que ayudaron a vacunar a miles de personas en cada puerto que visitaban.
Solo uno de los veintidós niños originales falleció durante la travesía, mientras que el resto ingresó en el hospicio y luego fueron adoptados en México. En septiembre de 1805 la expedición abandonó América y zarpó de Acapulco rumbo a Manila con 26 nuevos niños.
La expedición vacunó en Filipinas e incluso realizó varias incursiones en territorio chino, fundamentalmente en la zona de Cantón. A bordo de la fragata Diligencia , Balmis, junto con Francisco Pastor y tres niños, se dirigieron a Macao, sufriendo las consecuencias de un tifón. Aquello salvó una cantidad indeterminada de vidas y, como finalidad secundaria, recabó un amplio estudio científico natural, sobre todo botánico, de las zonas donde desarrollaba la actividad como vacunadores.
El ayudante Antonio Gutiérrez fue encargado de devolver a México los veintiséis niños que habían traído a Filipinas. Con graves problemas económicos para costearse el viaje a España, Balmis recibió la ayuda de un agente de la Real Compañía Filipina de Cantón , con el préstamo de los dos mil quinientos pesos que necesitaba. A su regreso por la isla de Santa Elena, Balmis introdujo también allí la vacuna, en junio de 1806 y el 14 de agosto arribó al puerto de Lisboa. El 7 de septiembre de ese año fue recibido por Carlos IV en San Ildefonso, quien le cubrió de felicitaciones por su labor.
El científico y divulgador Alexander von Humboldt avaló aquel viaje «como el más memorable en los anales de la historia», mientras que el propio Edward Jenner, que se dio a conocer a nivel mundial con la expedición y con la decisión de Napoleón de vacunar a sus tropas en 1805, escribió: «No puedo imaginar que en los anales de la historia se encuentre un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este». Para la OMS aquello fue oficialmente la primera campaña médica internacional.
La titular del Ministerio de Defensa , Margarita Robles , ordenó el domingo 13 de marzo de 2020 el despliegue de las Fuerzas Armadas para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el coronavirus ( covid-19 ) en España .
La misión de las Fuerzas Armadas en esta crisis sanitaria ha sido bautizada con el nombre de Operación Balmis como tributo a la expedición humanitaria que lideró Francisco Javier Balmis entre 1803 y 1806.