Espero que los propietarios me permitan comentar el aporte oculto, pero es que tengo dudas y ya saben que las dudas, dudas que no deudas, es lo que más pesa en mi patrimonio intelectual.
En primer lugar, nos comenta la técnica del Flipping House señalando:
“Compramos una propiedad con alta dificultad de venta, realizamos unan reforma enfocada a cliente final para agilizar su venta y aumentar su rentabilidad, y alquilamos por habitaciones hasta el proceso de venta, así monetizamos en el proceso, aumentamos la rentabilidad y lo más importante, evitamos problemas de ocupas”
Con independencia de no señalar importe alguno y la “calidad” del inmueble versus capital de adquisición y reforma, personalmente lo encuentro innecesario, no se tome la molestia, que sepa que el ocupa u ocupas probablemente ya los tiene dentro a no ser que, en la puerta del inmueble, coloque una placa que exprese: “Pensión Rosales, nuestras camas curan todos los males”, eso sí, disfrutando de la correspondiente licencia de actividad. Se lo comento por los futuros compradores del inmueble cuando visiten el piso, obviará preguntas embarazosas por el distanciamiento social y el Covid y agilizará los trámites judiciales para dejar “libre y sin cargas” el inmueble en el momento de su venta. Con ello evitará que el futuro comprador, conocedor del Flipping House, se confunda con el Flipa House, parece lo mismo pero le aseguro que no lo es.
En segundo lugar, nos comenta la técnica del subarriendo, señalando:
“Alquilamos una propiedad con la condición reflejada en contrato de que vamos a subarrendar por habitaciones, digamos como ejemplo que hagamos 700€ al mes por la propiedad y alquilamos cada habitación en 300€, obtenemos un margen de beneficio de 600€ brutos mensuales hasta fin de contrato”
Aquí no tengo respuesta, pero le explico el motivo. Resulta que por unos asuntillos sin importancia conozco a la familia Fuentes Lojo, saben de arrendamientos más que Álvaro de Laiglesia pelando La Codorniz. Les platee la correspondiente consulta y me dijeron que no se dedican a este tipo de pequeñas operaciones, que ellos hicieron lo mismo con las caballerizas del Cuartel del Bruch y se calzaban 100.000 euros mensuales. Eso sí, cuando presentaban las cuadras reconvertidas en coquetos “mini estudios” a los interesados, el comercial iba disfrazado de General de Brigada, de Caballería, por supuesto.