Estoy leyendo este libro tras haber leído éste:
Debo decir que ambos libros no son de actualidad, precisamente, aunque pienso que mantienen bastante interés. En cuanto al libro de Marc Roche, no se trata de un panfleto paranoico, ni mucho menos. El autor se documentó adecuadamente para escribirlo y llega a reconocer la necesidad de un banco como Goldman Sachs, aun con sus defectos.
Greg Smith entró recién licenciado en Goldman Sachs, proveniente de Stanford, aunque él nació en Sudáfrica, en el seno de una familia judía. La primera parte del libro se centra en cómo entró en el banco, el trabajo que hacía y su escalada, no fulgurante pero bastante rápida. Antes de los 30 años ya era vicepresidente (hay miles de vicepresidentes, es un cargo intermedio/alto). Son muy interesantes las partes relativas a los procesos de selección, al modo de trabajar en la entidad y sus impresiones al respecto.
Tras la caída de Lehman Brothers, Goldman Sachs consiguió una asistencia financiera de 5.000 Millones de USD a cargo de Berkshire, en unas condiciones muy favorables para ésta. Con ocasión de ello, Warren Buffett visitó la sede de Goldman Sachs en Nueva York y se dirigió brevemente a los operadores y empleados, para animarlos.
La transformación de Goldman Sachs se produjo tras la crisis financiera mencionada. Ya, desde unos años antes, se había convertido en un broker, pasando el negocio de banca de inversión a un segundo plano. GS operaba para clientes y, cada vez más, por cuenta propia, en multitud de mercados financieros y usando una variedad de instrumentos financieros sofisticados.
En aquella época, Greg Smith vio que el banco segmentaba de forma más o menos tácita a sus clientes en cuatro grupos:
- listos
- malos
- tontos
- los que no saben hacer la preguntas adecuadas
y ello independientemente del volumen de activos que gestionara dicho cliente.
Salvo los clientes del primer grupo, los preferidos para hacer negocios conjuntos con el banco (a menudo, hedge funds), los otros eran/son susceptibles de sufrir engaño: primaría el interés del banco (alta comisión) sobre el del cliente. Y eso, contradecía los principios inveterados de GS.
Ahora estoy en esta parte y confío en poder acabar el libro en breve.