Según comenta el artículo
Quienes sufran perjuicios económicos por la requisa de sus bienes o la interrupción de su actividad tendrán derecho a ser indemnizados.
se limitarán al tiempo estrictamente necesario para superar la situación de crisis.
Vamos da toda la sensación de ser más bien algo destinado a poder mobilizar según que tipo de recursos privados en caso de necesidad que una ley pensada para facilitar la confiscación de bienes privados a largo plazo.
Por otro lado, la gente esperamos algo imposible, y es que en situaciones de crisis muy gordas, se puedan respetar cierto marco legal o ciertas normas del juego. Precisamente lo que tienen de común las crisis tremendamente gordas es que nadie sabe cuales pueden terminar siendo sus efectos. Uno sufre por la posible plasmación de según que riesgos pero luego resulta que son otros los que igual se terminan manifestando con mayor gravedad.
Las guerrras precisamente son el marco donde poco se respeta. ¿esperamos que vayan a respetar nuestras propiedades cuando no respetan nuestra vida?
Por otro lado en crisis económicas muy profundas hay ejemplos notables de que incluso aquellos con una notable vocación de respeto de ciertas normas de juego , se veían incapaces de poderlas respetar. El ejemplo de la prohibición de poder tener oro a título personal durante la gran depresión, no es un ejemplo de una república bananera sino de un país enormemente comprometido con la libertad individual, incapaz de poderla sostener más allá de según que límites.
2008 también constituye un ejemplo delicado de hasta que punto uno puede salvaguardarse de según que riesgos. Si el broker utiliza nuestras acciones o bonos para según que operativas y luego no puede restablecerlos dependiendo de un seguro cuya entidad está quebrada, ya puede luego uno culpar a los estados por no haber impedido que dichas entidades actuaran asumiendo unos riesgos que podían hacer tambalear desde los que las utilizaban hasta los propios cimientos del sistema financiero.
A todos nos gusta cierta estabilidad y no nos gusta que otros se atribuyan opciones que podrían llegar a perjudicarnos seriamente. No obstante la seguridad máxima y total no existe y al final uno depende en mayor o menor medida de la sociedad donde vive.
Y, tengo la sensación, que a veces es mejor ceder algo mientras las cosas van bien, que esperar a que vayan mal para comprobar que igual aquello que creía uno que le daba tanta seguridad no era tan fácil esperar que se sostuviera en un marco mucho más complicado.
A todos nos tienden a molestar mucho ciertos sacrificios para sostener al sistema, pensando que es inconcebible que nos los pidan y que es algo inaudito. La realidad histórica suele ofrecer ejemplos de sacrificios mucho más notables en situaciones de suma gravedad. Ya han visto 2 meses el año pasado sin apenas poder salir de casa y muchos meses más con restricciones que antes hubiéramos pensado imposibles. Y no parece que las alternativas a eso fueran mejores tipo sumarse a toda clase de teorías negacionistas.
Obviamente eso no debería ser excusa para soslayar de forma indefinida y a la más mínima los derechos individuales de las personas, incluyendo los económicos. No obstante creo que hay la tentación de convertir en gracia de dios ciertos derechos cuando en realidad más parecen ser el resultado de ciertos compromisos por parte de aquellos que los han logrado y, en teoría, los que debemos contribuir a mantenerlos.
No son tampoco cuestiones fáciles y que suelen ir evolucionando con el tiempo aunque siempre uno pueda encontrar en el pasado, reminiscencias de ciertos debates actuales.