Me ha parecido un buen libro. Una reflexión profunda sobre la evolución del ser humano que está transitando de Homo sapiens, a Homo ludens. , con unas redes sociales invasivas que narcotizan y reducen nuestra capacidad de atención.
El razonamiento de que el capitalismo ha ganado la batalla al individuo, por crear las condiciones en las que la propia persona es generadora de la pulsión productiva, en lugar de entidades externas me ha parecido brillante.
El futuro no era 1984 de Orwell, sino Un mundo feliz de Aldous Huxley, en el que los likes son la droga (el soma) del libro, es sencillamente demoledor.
La pérdida de entidad del mundo real, respecto a la proyección de vivir en el mundo digital que tanto nos embota la mente y nos infantiliza.
El cambio de aquello de Erich Fromm del “tener o ser” que protagonizó la generación de nuestros padres, en los que el excesivo materialismo negaba el disfrute del ser, ha desembocado en un mayor peso de la búsqueda de la experiencia frente a la posesión material, que como todos los movimientos pendulares encierra riesgos importantes.
Pese a que no es un libro de inversión, me parece interesante pues te acerca de un modo bastante más directo que incluso los razonamientos de Peter Thiel, al futuro de las siguientes generaciones y cómo muchas compañías se están posicionando para aprovechar este cambio.
Consideraciones éticas a un lado, entender como funciona el mundo es quizá una buena forma de tener una posición sobre los diferentes retos a los que nos enfrentaremos como padres en una sociedad que no será ni mejor, ni peor, pero ciertamente será diferente.
He pedido ya el de La sociedad del cansancio, del mismo autor , que pese a que entiendo que será un más de lo mismo, quizá me ayude a profundizar un poco más en la mente del filósofo coreano.