El Tren del Largo Plazo

Será la paternidad, la “nueva normalidad” o la combinación de ambas, que me ha llevado a reflexionar durante este último año acerca del largo plazo.

Una pregunta se ha ido formando con el paso de los meses. Primero no eran más que un cúmulo de ideas sueltas, pero a medida que estas iban ocupando su lugar, el mensaje se ha ido haciendo más que nítido, desafiante.

¿Qué estás haciendo para que el largo plazo te encuentre vivo, saludable y orgulloso de lo que has vivido?

MEMENTO MORI

Muchos estaremos de acuerdo que la inversión es una carrera de fondo. Puede que una forma de entender la vida y que incluso, para algunos, una parte indivisible de su personalidad.

Ahorrar hoy para gastar, no mañana, sino dentro de varios años, será algo que cuando llegue el momento, se lo agradeceremos enormemente a nuestro yo actual.
El compromiso con nuestro yo del futuro es, a nivel financiero, incuestionable.

Pero, ¿y si llegado el momento ya no estamos aquí?.

Pues podría ser, ya que la probabilidad nunca va a ser cero. La cuestión no pasa por cómo hacernos inmortales, sino en aumentar las probabilidades de que, cuando llegue el tren del largo plazo, tengamos billetes en primera clase para viajar en él.

Y eso requiere no solo de un compromiso financiero, sino de un compromiso integral que abarque, por ejemplo, eliminar lo que nos perjudica, cuidar las relaciones personales y la alimentación, no olvidarse de la actividad física y también, ser valientes y disfrutar de la vida.

Espero que, si tengo la fortuna de subir a ese tren, pueda agradecerle a mi yo actual no solo el haber pensado en mi bienestar económico, sino también haber hecho lo posible para poder disfrutar del viaje en las mejores condiciones físicas y haber tenido una vida cojonuda que poder recordar.

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Un cordial saludo, Ignatius.

Lo primero felicitarle por su paternidad, observará como los hijos e hijas son el mejor reloj con el que medir el tiempo, nuestro tiempo, ellos tienen el suyo, un efecto curioso que volvemos a experimentar cuando creemos que ya nunca dará con precisión la hora, aparecen los nietos y nuevamente volvemos a experimentar sensaciones que creíamos pasadas y ya olvidadas, con una indudable y envidiada ventaja, los endosamos a sus padres cuando comienzan a molestar.

Es lo que dice Ud., sin lugar a dudas la mayor aventura es el vivir, como dijo no se quien “espero vivir eternamente y, si es necesario, moriré en el empeño”, pues eso, toca vivir mientras la vida nos permita hacerlo.

No voy a profundizar en el asunto, ya sabe que quien me ha diseñado es rematadamente imbécil, entre Ud. y yo, una fácil solución para no entrar en profundidades y salir airoso de cualquier cuestión que se plantee. No obstante le diré que, en mi opinión, todo es cuestión de equilibrio, fácil es decirlo y muy difícil aquilatarlo pues ese equilibrio es personal, único e intransferible, lo que nos va a guiar a lo largo de nuestra vida, es lo que más nos diferencia a uno de otros, es la pura subjetividad. De ese equilibrio dependerá, estoy seguro de ello, cuando estiremos la pata, dicen que toda la vida pasa por nuestra mente en un segundo, podamos afirmar aquello de “ha valido la pena el luchar”. Si, además, me colocan en la lapida un texto que, más o menos, venga a señalar eso de “intento disfrutar la vida sin fastidiar en exceso”, doy por cumplido el tiempo que me toque vivir.

Ya nos señaló hace tiempo nuestro compañero Arturop que los chinos manejan muy bien los conceptos vitales con la teoría del ying y el yang, que profundizará al respecto. Lo he hecho y se lo demuestro: tengo muy claro que el yang es difícil de combinar, otra cosa es el ying, con tónica, hielo y una rodaja de limón está muy rico. Y si lo acompaña con unas almendritas saladas subo la dosis hasta niveles de un más que imprudente apalancamiento.

Anímese, es altamente probable, aquí hay auténticos especialistas en el caculo de probabilidades, que Ud. y yo nos despertemos mañana e, incluso, soy un optimista, pasado mañana sin mayor dificultad. Lo anterior tiene su lado bueno y malo, lo positivo es que seguiré leyéndole, a cambio Ud. tendrá que seguir soportándome.

Un buen domingo a Ud. y a los compañeros.

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Ha puesto usted palabras a lo que vengo pensando en los últimos años. No es suficiente con invertir hoy sino que hay que llegar a ese futuro en condiciones para disfrutarlo. Si no, para qué invertir?

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El tema de los objetivos vitales creo que es de una riqueza y variedad que es complicado que uno logre una respuesta totalmente satisfactoria. No obstante hay que saber conformarse con respuestas razonablemente satisfactorias.

La historia de la filosofía está llena de un montón de enfoques posibles pero en ningún caso definitivos. Algunos de ellos con una importante divergencia entre ellos lo cual nos lleva a que determinadas decisiones serán de lo más personal.

Me gustó muchísimo un artículo de @MAA de hace ya algún tiempo. Invertir a largo para vivir a corto: La estrategia del Caracol - Finect

En mi opinión suele ser delicado sacrificar en exceso el yo actual por el futuro. También es delicado lo contrario pero creo que a estas alturas en un foro inversor eso segundo ya lo tenemos muy claro.

A veces todos tenemos cierta tendencia a creer que los sacrificios actuales nos serán recompensados plenamente en un futuro. Pero ya saben que la justicia divina (sea de origen divino o natural) es de lo más peculiar. Vivir tiene una dosis de incertidumbre de la que a veces nos beneficiamos y otras nos perjudica.

Se que abundan los estoicos en el foro, pero a mi siempre me ha venido algo mejor tener un poco de vena epicúrea, esa que dice que hay que disfrutar de los placeres de la vida de una forma que intente ser consistente en el tiempo, precisamente buscando aquellos placeres sostenibles mientras sea posible.
Tal vez sea un defecto de mi personalidad de que el lado estoico me suele llevar a un mayor grado de extremismo en ciertos comportamientos del que debo de intentar mantenerme algo alejado.

Como he comentado otras veces, nuestra naturaleza nos lleva a intentar maximizar cosas que en su propia esencia está el no poder realmente disfrutarlas si nos empeñamos en maximizarlas. No creo que por ejemplo tenga sentido comparar algo como la felicidad. Uno es feliz o no es feliz. En el momento que se empeña en ser más feliz que según que o según cual, deja de serlo.

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Resulta evidente que se trata de un asunto extremadamente personal . En mi caso particular siempre lo tuve muy claro ( Desde joven ) y suelo decir , al tratar éstos temas con familiares o amigos : No me seduce el paraíso de el día de mañana, prefiero un pequeño trozo de dicho paraíso TODOS los días de mi vida …Y esa máxima rige mi vida .

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Un tema bien interesante, @ignatius , que como bien se ha ido tratando en el hilo suele tener connotaciones personales e intransferibles.

El equilibrio, que en la teoría es sencillo, en la práctica es bastante complicado y tan cierto puede ser considerar una estupidez “ahorrar sexo para la vejez”, como bien comentaba Warren, como el ir quemando pasta sin pensar en el mañana.

Al final, y siempre hablando en mi experiencia, lo más importante es adaptarte a las circunstancias del momento, tratando de mantener el mejor ánimo posible y saboreando lo que se tiene. No por gastar mucho dinero uno va a ser más feliz, ni vivir una vida de privaciones para poder posponer ese gasto al futuro, le va a hacer a uno más dichoso.

A esto hay que añadirle cuidar el cuerpo, controlar los excesos, hacer deporte, cuidar a mujer e hijos, trabajar con intensidad, tener alguna vena filantrópica, cultivar algún hobby… y una interminable lista de opciones y posibles que cuanto más la piensa uno y ve en lo mucho que uno falla en conseguirlas más probable es que se sienta más y más desgraciado.

Simplificar suele ser lo mejor, y aún siendo conscientes de que somos seres imperfectos y que metemos la zarpa muchas órdenes de magnitud más de lo que nos gustaría, hay que saber también fijarse en las cosas que uno hace bien y premiarse de vez en cuando. Tomarse la vida demasiado en serio es un error de dimensiones impredecibles.

Para mi, la visión que más me gusta es la del explorador, tomar el mundo como una aventura en la que uno va haciendo, descubriendo y disfrutando ,y si se mete la pezuña, pues se mueve uno hacia adelante con dignidad y a la siguiente saldrá mejor.

La peor sensación es la del estancamiento. Vivir una vida anodina sin estímulos o con exceso de ellos, pero plana, es algo terrible.

Ayer precisamente estuvimos filosofando de algunos temas de proyectos etc… el señor @arturop y un servidor, mientras tomábamos un helado y un buen café, con unas agradables vistas y es en esos momentos cuando valoras que para estar bien, realmente hacen falta pocas cosas.

Como decía el amigo Cundill…“there´s always something to do”.

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Muchas gracias por sus comentarios.
He estado dándole vueltas a lo que han escrito y a lo que iba a responderles, pero sinceramente, algunas de sus reflexiones son tan atinadas, que lo mejor que puedo hacer es ponerlas todas juntas.

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Muy interesante su post.
Tiene usted mucha razón cuando comenta, que tal vez no de forma inmediata pero si en plazos cortos uno ya se puede beneficiar de actuar de determinadas formas. Lo que pasa es que hay que tener cierta disciplina mental que no siempre es fácil tener.
La escuela hedonista, y posteriores pensadores que han incorporado ese aspecto, ya señalaban que era importante buscar los placeres sostenibles en el tiempo y no aquellos que al día siguiente o después te dejan peor de lo que estabas.

No obstante creo que precisamente no hay que abusar en ver siempre según que decisiones como contrapuestas.

Hay cosas que son caras pero si uno se las puede permitir y le gustan seguro que también le aportan. Yo en eso creo que una vez uno tiene claro su camino, no vale la pena obsesionarse con según que premisas y en que forma otros los aplican mejor o peor.

Viendo según que debates en twitter ya puede uno intuir que hay quien disfruta de no perseguir modas o de tener según que gastos contenidos pero otros parecen sufrir de lo lindo y necesitan extremar otras variables para pensar que tienen éxito. Vamos en la medida que uno necesite pensar que a otros les irá muy mal en su camino de gasto y necesita maximizar en exceso su ahorro, posiblemente está cambiando perseguir una moda como es gastar lo máximo con perseguir otra que es ahorrar en exceso pensando que eso le va a dar unas satisfacciones que tampoco le puede dar o le puede evitar sufrimientos que no le pueden evitar.

Efectivamente creo que hay que buscar lo que a uno le hace feliz y saber olvidarse un poco de los demás viendo posibles consecuencias que tienen esas decisiones.

No obstante de forma parecida a que hay que vigilar con aquellos que venden consumos excesivos a corto plazo, hay que ser consciente que se puede cometer un error parecido, queriendo maximizar en exceso el patrimonio propio o considerar cualquier gasto como superfluo o innecesario, incluso doloroso.

He visto gente tener enormes problemas por querer llevar una vida a todo tren pero también he visto otros que los han tenido justo por lo contrario, por priorizar en exceso el dinero a largo plazo sobre cosas sobre las cuales no se debería priorizar.
Y claro si uno no lo prioriza, si se lo toma como una carrera, va a tener la sensación de estar quedándose atrás en ahorro sobre otros.
Hay debates que parecen ciencia ficción sobre confundir herramientas con objetivos, hasta que uno los ve en twitter o en según que actuaciones.

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Como el móvil me limita seré breve. A mi me ayuda pensar que es fundamental vivir intensamente el presente teniendo en cuenta que las decisiones del hoy condicionarán el mañana.

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Magnifico comentario, me quito el sombrero.

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Lo comparto. Y más ahora, en una situación social bastante radicalizada y polarizada como la actual, es el momento de ser fuerte, valiente y tener ese equilibrio.

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