El pequeño esquimal se hacía dos preguntas desde hacía mucho tiempo:
¿Qué hay en la otra orilla del gran lago helado?
y ¿qué tipo de inversor llegaré a ser cuando sea mayor?
Pero el pequeño esquimal era consciente que no era buena idea intentar cruzar este lago.
Todos sabían que estaba infestado de tiburones hambrientos por cobrar comisiones y las historias de traders que no habían logrado volver se contaban por miles.
Nadie sabía la respuesta a la primera pregunta, y en cuanto a la segunda, le decían que era muy joven todavía y con poca experiencia en los mercados, con lo que debía esperar a vivir una gran crisis para saber de qué pasta estaba hecho.
¿Esperar?..¿cuánto tiempo todavía?.
Un día, el pequeño esquimal se encontró a Peter Lynch y le preguntó:
“Dime Peter, con esa gran melena blanca con la que pasas desapercibido en estos parajes helados, para así observar de forma astuta todo lo que ocurre, ¿has podido ver lo que hay en la otra orilla del gran lago helado? y ¿sabes el tipo de inversor que llegaré a ser cuando sea mayor?
“Lo siento mucho” dijo Lynch
“Es verdad que soy muy observador, pero no conozco las respuestas a tus preguntas. Quizás John Bogle, que conoce muy bien los entresijos de los mercados, te pueda ayudar.
El pequeño esquimal se fue a la búsqueda de John Bogle.
“Dime Jack, tú que conoces los mercados como nadie, ¿sabes lo que hay a la otra orilla del gran lago helado? y ¿sabes el tipo de inversor que llegaré a ser cuando sea mayor?.
“Lo siento mucho” dijo Bogle
“Cierto es que conozco muy bien los mercados financieros, y pese a haber construido el barco más resistente del mundo, no me he aventurado a cruzar el lago con él.
Respecto a tu segunda pregunta, me temo que no puedo darte una respuesta.
Llévate mi barco y pregunta a Benjamin Graham, que es aquel capaz de ver el valor real de las cosas”
El pequeño esquimal se aventuró con el barco a la búsqueda de Graham.
“Dime Ben, tu que eres capaz de reconocer valor donde pocos más lo ven, ¿has visto lo que hay a la otra orilla del gran lago helado? y ¿puedes reconocer en mí el tipo de inversor que llegaré a ser cuando sea mayor?”
“Lo siento mucho” dijo Graham
“En efecto, soy capaz de reconocer el valor y veo que tu eres un joven muy valiente y perspicaz.
Sin embargo, no puedo decirte lo que hay en la otra orilla del lago, ni que tipo de inversor llegarás a ser.
Escucha: lo que sí sé, es que en el centro del lago hay una isla donde no llega el ruido mediático.
Allí viven dos sabios que manejan el paso tiempo.
Si alguien puede responder a tus preguntas, son ellos.
Si quieres, puedo guiarte hasta allí con ese barco en el que has venido”
Aunque el pequeño esquimal sabía de los peligros de cruzar el lago, se aventuró con Graham hasta la isla.
“No puedo dejar que me vean, cuando hayas terminado volveré a buscarte” dijo Graham
“¿A quienes tengo que buscar? y ¿Cómo les voy a reconocer?” dijo el pequeño
“Estás en la isla de los sabios que manejan el paso del tiempo, ellos ya te conocen y vendrán a buscarte”
El pequeño esquimal notó el miedo en el cuerpo.
“Bienvenido, pequeño esquimal”, dijo una voz
El pequeño vio dos sombras salir del bosque.
“¿Vosotros sois los sabios que manejan el paso del tiempo?”
“En efecto” dijo uno de ellos
“¿Podríais decirme qué hay en la otra orilla del gran lago helado? y ¿sabéis el tipo de inversor llegaré a ser cuando sea mayor?”
Los sabios se miraron el uno al otro y luego le dijeron al pequeño esquimal:
“Acompáñanos”
Guiaron al pequeño hasta el otro lado de la isla. En la distancia, algo parecía moverse.
“Observa, allí está la otra orilla del lago” dijo uno de los sabios
“¿Ves las sombras? ¿sabes quienes son?”
“Son las sombras de los muertos” dijo el esquimal
Los sabios rieron divertidos.
“Estas confundido chaval: Son las sombras de los vivos”
“¿De los vivos?”
“Exactamente. Lo que estás viendo, son los tiempos que están por llegar. Y esas sombras son los vivos del mañana”
“¿Qué significa eso?” preguntó el pequeño
“Lo que estás viendo, todavía no ha sucedido. Si has llegado hasta aquí, significa que ya eres lo suficientemente grande como para ver lo que hay a la otra orilla del gran lago helado”
“Entonces, ¿ya soy mayor?” preguntó el pequeño esquimal
“Todavía no” dijo el sabio
“Pero mira: allí hay un pequeño esquimal y que es inversor en valor. También hay un pequeño esquimal que invierte sólo en compañías que reparten dividendo. Y otro que invierte en índices, e incluso otro que ni siquiera ahorra.
Hay cientos de pequeños esquimales.
Tú eliges cuál de todos ellos quieres ser”
“¿Cómo puedo llegar a ser un inversor en valor, o inversor en dividendos o inversor pasivo o simplemente ahorrador?” preguntó el pequeño esquimal
“Las sombras del mañana no dejan rastro en la nieve, por lo que tú elegirás tu camino.
Tú irás adonde quieras ir.
Puedes convertirte en lo que quieras llegar a ser” dijo el sabio, que giró la cabeza a su izquierda y dijo:
“¿Charlie?, ¿qué opinas?”
“No tengo nada que añadir”
Dicho esto, los sabios blancos desaparecieron en el bosque y Graham apareció con el barco para llevar al pequeño esquimal de vuelta a su casa.
Ahora ya sabía lo que había en la otra orilla del gran lago helado:
No sólo un único futuro, sino varios.
Y también sabía que él mismo podría labrarse el futuro que deseara tener.
Era un regalo y estaba en sus manos.
Nota: historia inspirada en la fábula “The Little Eskimo” de Davide Cali