Cryptopunk: Un relato oscuro

La noche era oscura y la lluvia caía con violencia, repiqueteando sin cesar sobre nuestros cuerpos empapados. El feroz torrente de agua sucia rugía delator unos metros tras nosotros, arrastrando lodo y, tal vez, mis propias esperanzas.

Los constantes relámpagos iluminaban nuestros rostros. Sin embargo, el Inspector Dalek acercó un habano a su boca, protegiéndolo con sus manos mientras lo encendía. El sombrero gris actuaba de paraguas improvisado, impidiendo que se apagara.

-Bien, muchachos… ¿Así que mantenéis que al otro chico lo arrastró la corriente al salir de la tienda, cierto? - Añadió de manera pausada e inequívoca.

El Inspector Dalek era un tipo alto con un ancho mostacho, gabardina y sombrero de ala. Hasta ahí todo en orden. Lo inquietante era su mirada. Cuando clavaba sus ojos en ti, sentías que podía conocer los pensamientos guardados con celo en lo más profundo de tu ser. Como si iluminaran tu alma con una lámpara de foco. No había manera de ocultarse. Era como tratar de esconderse agachándose y cubriendo la cabeza con las manos, no servía de nada, era un esfuerzo inútil.

Sin duda sospechaba algo. No tenía pruebas, pero no se tragaba lo que le habíamos contado… En mi opinión, desconfiaba de Jack, es decir, de Cryptopunk o como demonios quisiera que le llamaran.

Recelaba porque tal vez Cryptopunk se había descubierto como su propia y auténtica némesis. Quizá esa mirada profunda e inquisitiva del inspector Dalek se topaba ahora con un casquete de hielo, una coraza impenetrable, y eso no debía ser habitual en absoluto. Dos tipos duros y temibles frente a frente, cada uno a su manera.

Desgraciadamente para mí, yo era el responsable. Sólo trataba de reconciliar a Dave y a Jack, pensando que quizás su rivalidad podría apaciguarse con una noche acampando al aire libre, bebiendo y conversando alegremente. Pero me equivocaba.

No imaginaba que dos veinteañeros amantes de dos estilos distintos de inversión iban a acabar de tal manera. Consideré, erróneamente, que eran un par de bichos raros condenados a entenderse… Y lo peor, aquella maldita tormenta que empeoró todo hasta un punto inimaginable.


Unos oscuros nubarrones descargaron lluvia y nefastos presagios con saña mientras nos resguardábamos en la tienda de campaña. Pero en pocos minutos, se formó un terrible torrente que a punto estuvo de arrastrarnos, pues se llevó la tienda y nos escapamos por la mínima.

Fue entonces cuando Jack y Dave, sacudidos por una lluvia inclemente, comenzaron a discutir junto a aquel sucio río surgido de la nada.

-¡Pero en qué estabas pensando! ¡Cómo se te ocurre ponerte a buscar la cartera, casi no lo contamos! ¡Nos hemos librado por los pelos! - Gritó Jack rojo de ira.

-¡Maldita sea, tenía el dinero y las tarjetas, no podía dejarlas! - Se defendió Dave

-¡Tíos, calmaos, estamos bien, eso es lo importante! - Tercié.

-¿Ese patético dinero FIAT? ¡Al ritmo de impresión actual de los bancos centrales, no valdrá nada en tres años! ¡Nos hemos jugado el pellejo por unos papeluchos inservibles!

-¡Maldita sea, Jack! ¿Es que siempre tienes que darme la monserga con Bitcoin y las criptomonedas? Yo necesito dinero real, no las fantasías de un puñado de especuladores.

-¿Fantasías? Son la principal esperanza para empoderar de nuevo al individuo y liberarlo de Estados coercitivos e instituciones globales que deciden su destino. ¡Un intento fructífero de devolver la soberanía a las personas y recuperar Internet de las zarpas de las grandes corporaciones! ¡Las finanzas e Internet pueden ser descentralizadas!

-¡A mí me importa un pimiento! ¡Yo invierto en esas grandes corporaciones y cobro mis dividendos en dólares! ¡No me sirven intentos de monedas que valen un cincuenta por ciento más o menos en un mes! ¡Es un nido de especuladores! ¡Mira lo de los NFTs! ¡Es demencial!

-¡Tíos, en serio, calmaos! Os va a dar algo - Añadí, atónito ante la virulencia de la conversación. Pero Jack me ignoró.

-¡No eres capaz de ver la revolución subyacente, los árboles te impiden ver el bosque! ¡Detrás de ese ruido se está gestando algo que puede ser muy grande, un nuevo paradigma, puede que estemos en los comienzos! ¡Y los NFTs traen la escasez a la creación digital, son representaciones artísticas únicas, irreplicables gracias a la tecnología blockchain! No es diferente de poseer un Caravaccio… Aunque… Pocos lo entenderán.

-¡Eso lo dices porque te has gastado una pasta en ese maldito muñeco pixelado! ¡Por eso tratas de defender esa sinrazón! ¿Cuántos Ethereum has pagado?

-¡No es simplemente un muñeco pixelado, es parte de la historia de Internet, solo se crearon 10.000 unidades en 2017 y cada una de ellas es única e irreplicable! Mi Cryptopunk es el #2356.

-¿Irreplicable? ¡Ja! ¡Que sepas que ayer me hice una captura de pantalla y me he puesto al punky ese de foto perfil de Twitter!

Se creó un silencio abrupto, y Jack quedó con una expresión de profunda consternación que lentamente se tornó sombría, cadavérica. Cabizbajo, apretó los puños.

Dave y yo estábamos descolocados, estupefactos ante aquella reacción tan dramática. Y entonces sucedió. Jack me miró con una mueca burlona, sentenciando:

-gn to everyone using their freedom to give others freedom**

Dirigió de nuevo su atención a Dave, y le propinó una patada en el pecho, lanzándolo de espaldas al temible torrente. Su rostro de incredulidad y espanto fue lo último que alcanzamos a ver antes de que lo devorara la corriente.

Miré a Jack y Jack me devolvió la mirada, inescrutable, silenciosa. Mi cerebro apenas tuvo unas décimas de segundo para calibrar la situación.

Es profundamente injusto que decisiones que marcarán tu vida para siempre deban tomarse bajo tales circunstancias, sin la necesaria reflexión, pero fui consciente de que corría peligro y no tenía otra opción. Desde lo más profundo de mi ser surgió un instinto que me aferró a la existencia y, sin detenerme a pensar, afirmé:

-Yo no he visto nada.

La tensión desapareció del rostro de Jack y sonrió de nuevo con naturalidad. Colocó una mano amistosa en mi hombro.

-A partir de ahora llámame Cryptopunk. Desafortunadamente, toda revolución, aunque su finalidad sea la de crear un mundo mejor, suele conllevar actos violentos. Puedes lamentarte de tu suerte, pero eso no cambiará nada.


El inspector Dalek aguardaba respuesta. Y fue Cryptopunk quien la proporcionó.

-Así es, señor Inspector. No pudimos hacer nada.

El hombre dio una buena calada al habano, avivando una pequeña llama en la oscuridad.

-Ya veo. Realmente se te ve muy afectado.

Se dio la vuelta y se alejó de nosotros caminando a grandes zancadas, engullido por la lluviosa oscuridad de aquella noche. No sería la última vez que lo veríamos.

** Nota del traductor: “Buenas noches a todos los que usan su libertad para dar libertad a otros”.

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Enhorabuena por el relato, muy bien transmitida la atmósfera, muchas gracias.

En cuanto al fondo, muchos debates abiertos… Que si los NFT son las antiguas ICO o son las nuevas Gioconda o el David, que si el Bitcoin se adoptará, que si Ethereum o Cardano…

El tiempo lo dirá…

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