Me estoy leyendo el nuevo libro de Noah Harari “21 lecciones para el siglo XXI”. Me está pareciendo un libro interesante. Expone reflexiones profundas aunque he de reconocer que me está costando leerlo ya que presenta una visión demasiado pesimista sobre el futuro, lo cual no concuerda con mi forma de verlo. Siempre está bien enfrentarse a opiniones completamente diferentes a las que uno tiene.
Les dejó con un fragmento del libro que posteriormente criticare.
Esto aún podría empeorar mucho. Como se ha visto en capítulos anteriores, el auge de la IA podría eliminar el valor económico y político de la mayoría de los humanos. Al mismo tiempo, las mejoras en biotecnología tal vez posibiliten que la desigualdad económica se traduzca en desigualdad biológica.
Los superricos tendrán por fin algo que hacer que valga de verdad la pena con su extraordinaria riqueza. Mientras que hasta ahora podían comprar poco más que símbolos de estatus, pronto podrán comprar la vida misma. Si los nuevos tratamientos para alargar la vida y mejorar las condiciones físicas y cognitivas acaban siendo caros, la humanidad podría dividirse en castas biológicas.
A lo largo de la historia, los ricos y la aristocracia siempre pensaron que sus capacidades eran superiores a las de todos los demás, y por ese motivo tenían el control. Por lo que sabemos, eso no era cierto. El duque medio no estaba más dotado que el campesino medio, sino que debía su superioridad solo a una discriminación legal y económica injusta. Sin embargo, hacia 2100 los ricos podrían estar realmente más dotados, ser más creativos y más inteligentes que la gente que habita en los suburbios.
Una vez que se abra una brecha real en la capacidad entre los ricos y los pobres, resultará casi imposible salvarla. Si los ricos emplean sus capacidades superiores para enriquecerse todavía más, y si con más dinero pueden comprarse un cuerpo y un cerebro mejorados, con el tiempo la brecha no hará más que agrandarse. Hacia 2100, el 1 por ciento más rico podría poseer no solo la mayor parte de las riquezas del mundo, sino también la mayor parte de la belleza, la creatividad y la salud del mundo
Lo que expone en el libro es que con el tiempo y el avance de la biotecnología, las personas más adineradas podrán comprar cerebros mejorados o modificar su adn para así destacar y mejorar sus capacidades. Algo a lo cual no podrán acceder los pobres. Esto creara una brecha entre ricos y pobres como nunca antes ha sucedido en la historia de la humanidad.
Dudo mucho que se produzca tal evolución por un simple hecho. La biotecnología es un negocio y como negocio lo que quiere es maximizar sus beneficios. ¿Cómo lo logrará? ¿Creando un servicio muy caro que solo los ricos puedan permitirse o creando un servicio accesible para todo el mundo? De las dos formas ganaran dinero, la pregunta es cómo ganaran más.
Como inversor en empresas biotecnológicas lo que veo en estas compañías es un afán por crear productos y servicios que puedan ser adquiridos por todo el mundo tras una fase inicial donde dichos tratamientos son bastante caros ya que no hay suficiente escala para producirlos en masa. Así está ocurriendo con los nuevos tratamientos contra el cáncer o cuando se secuencio el genoma humano hace ya algunos años. La disminución de precio termina por ser exponencial. Las empresas biotecnológicas saben que si quieren maximizar sus beneficios deben crear tratamientos accesibles sino para todo el mundo si para mucha gente.
La visión que tiene Harari a cerca de la futura evolución de la biotecnología me recuerda a la que tenía el profesor Frink sobre la evolución de la informática.