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El tema de deflactar los impuestos es un argumento de difícil sostenibilidad a lo largo del ciclo económico.
Tal vez podría tener sentido en la situación actual, pero lo veo de difícil viabilidad cuando se de la situación contraria y, en una crisis de deflación, se produjera una bajada significativa del valor de todo menos del dinero líquido. Con lo cual tocaría pagar más impuestos por el mismo dinero líquido.

Al final es un poco la historia del patrón oro. Que suponía ciertas dificultades su utilización en los momentos de crisis. De hecho si uno revisaba la historia, en una crisis significativa, era más habitual que lo suspendieran que no que lo mantuvieran a toda costa, especialmente si era una crisis propia.

Quizás yo miraría la situación actual en relación con lo que ha pasado los últimos 3-4 años, básicamente el tema Covid. Si la economía apenas se ha resentido de un suceso tan grave como es una pandemia y un cierre notable de muchos negocios durante un tiempo, no ha sido por arte de magia, sino por el montón de dinero que se abocó en ayudas para que las empresas sufrieran lo mínimo el paro temporal. Es normal que estas situaciones puedan terminar provocando inflación.

Ya lo avisaba Fisher en el excelente Acciones ordinarias y beneficios extraordinarios - Philip A. Fisher que la forma habitual de solucionar los problemas, terminaba poniendo las probabilidades a medio/largo plazo a favor de la renta variable. Vamos que las consecuencias de las crisis normales, terminan siendo que se pagan a través de otras vías que no la renta variable.

Aquí el inversor en renta variable puede pensar que le están esquilmando una rentabilidad que ha logrado gracias a su pericia, pero, según el tipo de herramientas económicas que se utilizaran para combatir los problemas, no haría falta que le esquilmaran una rentabilidad que tendría mucho más complicado obtener.

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