Originalmente publicado en: Balance de 2020 y divagaciones varias – JCM Compounding Knowledge
Terminado este año convulso toca hacer balance del mismo.
El contenido de este post será mas bien de índole personal y la parte de balance de inversiones propiamente dicha será “escueta” para lo que acostumbro cuando me doy a escribir y seguramente su calidad no cumpla con lo que me exijo a mi mismo puesto que mi intención es escribirlo sobre la marcha saltándome el proceso de reflexión y síntesis que suelo realizar previamente, pero la elección era esa o simplemente no escribirlo.
Permitanme comenzar con un disclaimer off-topic, que si bien no tiene ningún interés para la comunidad, y harían bien en saltarse, si que lo posee para mi como ejercicio de desahogo.
Cuando mi estimado Jose (@Jvas) me propuso la creación de este blog acepté con muchos reparos, además de por considerar que es difícil que aporte valor a una comunidad con tantas personas de inteligencia y brillantez superior a la mía porque sabía que mi escasez de tiempo libre y mis prioridades vitales actuales iban a dificultar en gran medida responder a la deuda de gratitud que siento hacia +D.
A pesar de vivir en la era dorada de la tecnología, la inteligencia artificial, los viajes espaciales, etc, etc. no hemos avanzado en demasía en herramientas que impulsen la productividad del ser humano (¿computación cuántica, Nootrópicos-drogas psicodélicas, chips integrados en el cerebro…??) sino mas bien al contrario pues la cantidad de ruido y elementos que compiten por nuestra atención es mayor que en ninguna otra época.
Personalmente trato de limitar al máximo este ruido pero aún habiendo reducido considerablemente la cantidad de blogs, foros o podcast que sigo y redes sociales en que participo (no tengo Instagram, abandoné Facebook y reduje los grupos de Whatsapp y Telegram centrándome principalmente en Twitter) el contenido generado es tan abrumador que cuesta ser capaz de seleccionar lo que verdaderamente te puede aportar valor. También, y a mi pesar por ser una de mis mayores pasiones, he limitado la lectura de libros tanto de finanzas como de otras temáticas para maximizar el tiempo de dedicación familiar y análisis de empresas. Incluso decidí alquilar un piso a 5 minutos de mi trabajo pese a tener uno en propiedad a 40 minutos, para evitar desplazamientos en coche.
Con estas mimbres, la descripción del que ha sido mi día “típico” en 2020 sería algo así como:
– Levantarme a las 8 de la mañana, tras generalmente llevar al menos una hora en la cama de reflexiones varias.
– Preparar el desayuno, etc. para el peque y llevarlo al cole (mi mujer se marcha antes de casa)
– Salir corriendo (literalmente) para llegar al cole y a mi trabajo pues dejo al peque a las 9 en la escuela y entro a las 9:10 (eso este año que he tenido la suerte de que respeten mi petición de una hora de conciliación laboral y familiar) y trabajar hasta las 15h.
– De 15 a 16 recoger al peque, comer y dedicar un rato a la lectura familiar con mi mujer e hijo.
– De 16 a 19:30 generalmente me dedico a estar con mi hijo (mi mujer tiene oposiciones de secundaria en 2021, las tenía en junio de 2020 por lo que ya estaba estudiando desde antes pero las retrasaron por la pandemia).
– A las 19:30 nos ponemos juntos a preparar la cena, cenamos, nuevo rato de lectura familiar, e historias varias para conseguir que Pablo acepte dar por concluido el día.
– Sobre las 22 comienza mi tiempo “libre” en el que dedicarme a preparar clases, corregir exámenes, leer informes de empresas, escuchar podcast, estar un rato con mi mujer… por lo que suelo intentar dormirme sobre las 0:30 (generalmente sin éxito pues la diosa fortuna me agració entre otras virtudes con crisis de migrañas e insomnio crónico). Los fines de semana suelo alargar la vigilia hasta las 2-2:30 e incluso a veces me vuelvo a levantar sobre las 6:00 para leer algún informe, material del CFA o redactar un post como es el caso de hoy. La parte diurna del fin de semana suele ser tiempo de senderismo en familia, excursiones… y limpieza de casa.
Con ligeras variaciones esta lleva siendo la dinámica de mi vida desde que 2015 cuando se alineo el nacimiento de Pablo, que mi mujer comenzara a trabajar de interina tras 6 años en la bolsa de trabajo y mi interés por “profesionalizar” la gestión de las finanzas familiares e inversiones. De hecho de 2015 a 2018 las horas dedicadas a profundizar en mi formación como inversor fueron muchas más que en la actualidad a costa de dormir unas 4horas diarias de media.
Es por ello que mi participación en +D o mis post en mi antiguo blog se hayan administrado con cuenta gotas pese a tener esbozos de post y tesis a medio redactar, algunos incluso desde hace años, sobre mi visión de la independencia financiera, sobre mi recorrido-evolución como inversor, sobre diversos sectores e ideas de inversión (Masimo, Halma, Zoetis, 11Bit Studios, Dun & Bradstreet, Evolution Gaming, Gateley Holdings, Intellicheck,…), que no actualice la cartera con frecuencia o que no haya podido estudiar con la profundidad que deseara algunas empresas. Esto hubiera supuesto restar tiempo a mi familia o reducir aún mas mis horas de sueño algo que ya me ha costado algún susto a nivel salud en los últimos años.
Entrando en el balance propiamente dicho del año:
A nivel profesional, ejerzo como profesor de matemáticas en un instituto de secundaria, ha resultado un año especialmente complejo y tremendamente estresante debido a la situación derivada del Covid. El teletrabajo de marzo a junio, y la semipresencialidad del curso presente han hecho saltar por los aires los horarios teniendo que subir materiales a plataformas educativas, corregir tareas, responder emails, tener reuniones virtuales…fuera del horario laboral habitual.
A nivel inversor concluí 2020 con un sabor agridulce, pues si bien mi cartera de acciones ha terminado con revalorización de doble dígito (no la he calculado con exactitud pues la tengo repartida en varios brokers pero rondará el +35%) me queda la sensación de no haber aprovechado algunas oportunidades claras durante el año, en ocasiones por motivos cuestionables. A esto se une la alta ponderación en mi patrimonio de Cobas, AzValor y Magallanes que han mermado considerablemente mi rentabilidad total.
Buena parte de los aprendizajes que obtengo de este 2020 coinciden con lo expuesto por Tomeu en este recomendable post: https://blogs.masdividendos.com/b-and-h/2020/12/11/lecciones-de-2020/ y con las reflexiones de Carlos de Iceberg de Valor en https://iceberg.substack.com/p/closing-2020 por lo que no me extenderé en ello y me limitaré a citar lo que considero algunos aciertos y errores cometidos durante el año. «…trabajar desde casa no es tan fácil y divertido como pensábamos en 2019.»
«Nadie sabe NADA más allá de un cierto punto. Sé humilde. Invierte en bolsa sólo lo que no vayas a necesitar a corto/medio plazo y construye un fondo de emergencia para circunstancias imprevistas.»
«La economía y la bolsa pueden seguir caminos diferentes. Cíñete a tu plan y síguelo a rajatabla. El market timing son los padres.»
«Haz los deberes y luego invierte, no al revés. Ten preparada la lista de la compra. Los mercados pueden girar más rápido de lo que tú puedas reaccionar.»
«Improving how you work, can improve the output of your work»
Entre los que podría calificar como errores de inversión (resultan fácil de valorar a posteriori pero complicado evitarlos en el momento) destacaría:
– Haber sido excesivamente conservador en los momentos de mayor pánico pese a llevar veinte años invirtiendo, haber vivido la crisis de las .com y financiera y tener clara convicción en aquello de “Be fearful when others are greedy, and greedy when others are fearful.”
Este excesivo conservadurismo es algo que me lleva penalizando desde 2017, y hay diversos motivos para ello sobre los que podría escribir varios post, pero que podrían resumirse en escasez de tiempo para una gestión adecuada de una cartera con un excesivo número de empresas y acumulación de liquidez para proyectos que finalmente no cuajaron como asesorar un fondo de inversión en Esfera u otros que siguen en proceso como la creación de una sociedad familiar.
Ejemplo de ello es el alto coste de oportunidad pagado por vender Puts muy out of the money (que ni mucho menos deberían calificarse de “dinero gratis” como se lee en algún blog) de ciertas empresas en lugar de comprarlas directamente o al menos haber iniciado una posición parcial. Esto ha supuesto perderme varios bagger en apenas medio año (vendí puts por ejemplo de Carnival, Xpel, Hilton o Southwest Airlines) y lo que es más doloroso no aprovechar la posibilidad de comprar a precios muy razonables algunas compañías que llevaba tiempo deseando incorporar a cartera (IAC, LVHM, Microsoft, Masimo…) puesto que la acumulación de liquidez fuera de los brokers para la futura sociedad familiar y el margen necesario para hacer frente a las puts en caso de ejecutarse me hizo ser muy timorato en las adquisiciones.
– Intentar hacer market timing, en contra de mi proceso inversor habitual, con la evolución de la pandemia. Ejemplo de ello es la venta de la posición en Amadeus y Starbucks tras la recuperación en V de la primera ola por la intuición de que Mr mMarket se pasaba de optimista y vendrían 2ª y 3ªs olas que me permitirían recomprarlas de nuevo a precios inferiores.
– Como aciertos de inversión mencionaría haber mantenido la calma durante todo el año, la ampliación de posición en JD.com, Groupe Guillin o Markel casi en mínimos y la incorporación en cartera, aunque con un peso demasiado pequeño de Stryker, Moody’s o, mas vale tarde que nunca, de Evolution Gaming.
A nivel personal/emocional, pese a lo que ha supuesto el coste de ver las cifras de muertos diaria, el confinamiento o el duro efecto en el terreno laboral para algunos de mis allegados, me siento moderadamente satisfecho con la gestión de la situación en general y de la ansiedad en particular e incluso creo poder afirmar que mi estado de forma física, mis relaciones familiares y mis prioridades vitales han salido fortalecidas de este complejo año.
Una vez mas agradecerles el tiempo dedicado a esta lectura y desearles un 2021 repleto de salud y a ser posible con una buena dosis de prosperidad.