Esta semana tocaba mirar la rentabilidad de mi cartera, cosa que solamente hago una vez al año en diciembre. Y solo la miro una vez por los siguientes motivos:
- Por intentar que el ruido me influya lo menos posible,
- Porque estoy relativamente tranquilo con mi cartera y con mi método de inversión, construidos pacientemente y (creo) que con sentido común después de un concienzudo análisis de cada fondo y cada gestor (aunque sé que tanto mi cartera como mi método distan mucho de ser perfectos), y
- Porque mi horizonte temporal es largo (por poner alguna cifra siempre digo que diez años, aunque en realidad, y si no necesito desmovilizar el dinero por cualquier contingencia, espero que sean muchos más).
Aunque ya sabía que no ha sido un año especialmente bueno para la renta variable (la gente de mi entorno sabe que invierto en fondos y en ese sentido es inevitable obtener información no deseada de compañeros de trabajo, amigos o familiares), el ver cómo tu cartera construida con ahorros conseguidos a base de ímprobos esfuerzos ha caído un 10% (concretamente un 10.5%) es una prueba de fuego para cualquier inversor particular, más dura si cabe teniendo en cuenta que empecé a invertir en abril de 2017. Sabía que algo así podía ocurrir (y que terminaría ocurriendo en algún momento), pero una cosa es pensarlo y otra muy diferente vivirlo. Citando los 4 pilares de la inversión de W.Bernstein (libro al que llegué por las sabias recomendaciones de algunos masdividenders) no es lo mismo simular un accidente de avión que sufrirlo en primera persona…
Pues bien, puedo decir que, aunque lógicamente esta situación no es la ideal ya que las caídas me han pillado al principio de mi andadura inversora, estoy tranquilo. Tranquilo por la cantidad de veces que he escuchado (e interiorizado) hasta la saciedad a gestores y foreros que esto es algo por lo que tarde o temprano todos pasamos y constituye una prueba de carácter para ver si realmente somos inversores a largo plazo (que sobre el papel casi todos lo somos). Tranquilo porque confío en que los gestores estén haciendo bien su trabajo y estén aprovechando las últimas caídas para comprar acciones a buen precio. Tranquilo porque en diez años muy mal tienen que estar las cosas para haber remontado el vuelo, aún dando por bueno que podemos estar a las puertas de una nueva recesión, desaceleración o similar viendo noticias calentitas como esta:
https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2018-12-03/u-s-yield-curve-just-inverted-that-s-huge
Y alguien podrá pensar que me he dejado sorber el seso por el marketing value, o que me he casado con mis ideas y que ni siquiera contemplo que pueda llegar a estar equivocado en mi manera de invertir. También puede ser, no lo niego, en esta vida hay muy pocas certezas. Pero en cualquier caso, equivocado o no, creo que lo verdaderamente importante aquí es que a la vista de mi decepcionante rentabilidad este año no he sentido el impulso de salir corriendo y vender mis fondos, como hace mucha gente, sino de seguir invirtiendo como hasta ahora mejorando lo que pueda mejorar.
En ese sentido este es un mensaje de ánimo para todos aquellos inversores particulares que se encuentren en una situación similar. Y también es la oportunidad perfecta de enfatizar la importancia que tiene la formación en el proceso inversor (leer libros, escuchar podcasts, acudir a conferencias de inversores, etc.). Estoy convencido de que si e el último año y medio no hubiera dedicado todas las horas que le he dedicado a mi formación como inversor particular (y han sido muchas…), y si simplemente hubiera invertido por recomendaciones de terceros, ahora no estaría tranquilo ni mucho menos. Mención especial para este foro, que es una fuente inagotable de conocimiento desinteresado, sobre todo para los inversores menos experimentados, y que en mi opinión realiza una tremenda labor.