Por lo que leo usted coincide, como yo, en que TODOS debiéramos tener cuidado en qué invertimos, no sólo los mayores de 60 años, como si fuera el límite inversor predeterminado en renta variable para todo el mundo, o un gueto donde nos tendríamos que refugiar los inversores seniors para invertir en “cosas” sin riesgo, dado lo poco que nos queda de vida para disfrutar de unas posibles plusvalías, sin tener en cuenta las circunstancias personales, formación, patrimonio y mentalidad de cada uno. Es que hay afirmaciones que no se sostienen y el que las dice así se retrata.
Además de las circunstancias personales de cada uno y su historial de vida que te hace ser como eres y actuar en consecuencia, la formación que es algo que se puede corregir a poco que uno sea emprendedor y estudioso, el patrimonio que tengas que te puede posibilitar destinar un dinero para invertir en renta variable que sabes que en muchos, muchos años no lo vas a gastar, para mí lo más importante es la mentalidad que tengas como persona. Creo que le leí en algún post reciente que para invertir a largo plazo hay que tener una mentalidad de largo plazo, pero no sólo para invertir sino como actitud ante la vida. Si estás acostumbrado a conseguir objetivos en tu vida de todo tipo: de formación, trabajo, deporte, etc. a largo plazo, luego, cuando se invierte implementas en la actividad de inversión esta actitud.
Invertir con la mirada puesta en que estás “perdiendo” o “ganando” en cada momento (leáse un mes, un cuatrimestre, un año, un lustro, etc.) no es invertir con una mentalidad a largo plazo. Yo ni soy así, ni invierto así. No obstante, como estamos hablando de dinero, si el dinero que tienes invertido, por ejemplo, en renta variable, piensas que lo puedes perder y esto te supone un perjuicio importante en tu vida, es mejor retirarse y a vivir que son dos días.
Nota: Comencé a practicar atletismo a los 15 años. Me puse como objetivo después de ver una maratón olímpica bajar en algún momento de mi vida de las 3h en la maratón. Treinta años después, entraba en el estadio de Anoeta de San Sebastián corriendo los últimos metros de la maratón llorando de emoción mientras veía en el marcador el tiempo conseguido: 2h. 58 minntos 43 segundos. A mis 45 años, había conseguido mi objetivo, y aquí invertí algo más que dinero, que también, salud, tiempo, vida social. Así entiendo yo la inversión.