Las trampas de la Inversión

Creo que la gran mayoría, si no todos, sabemos que esto de la inversión versa más sobre cómo controlar nuestras emociones, que sobre cómo encontrar la fórmula maravillosa que nos de la acción perfecta para forrarnos sin riesgo.
EL enemigo está dentro, tenemos que luchar contra nosotros mismos para que ni el miedo ni la euforia logren desviarnos del recto camino. Todo gran inversor nos lo repite una y otra vez.
Pues bien. Teniendo esto absolutamente claro y llevando ya unos añitos a mis espaldas sigo luchando de forma prácticamente diaria contra las siguientes trampas.

  1. “Day Trader” si soy un inversor a largo plazo ¿porqué miro las cotizaciones 3 o más veces al día?, hasta hace poco me auto engañaba diciéndome que buscaba una oportunidad para vender o comprar la última acción que me faltaba, pero hace ya tiempo que no tengo dinero para comprar ninguna más y no vendería ninguna de las que tengo aunque subieran o bajaran un 15% y sigo chequeando varias veces cada día…
  2. “El Celoso de la Ex”. Es normal que uno siga siguiendo las acciones que en su día tuvo y acabo vendiendo, lo que ya no es tan normal es que se alegre cuando bajen y refunfuñe cuando suban si realmente esto no afecta para nada a su cartera.
  3. “ El Chartista de Hamelin”. Si uno tiene claro que el análisis técnico y derivados tienen la misma fiabilidad que una escopeta de feria, ¿por qué sigue creyendo encontrar supuestos patrones infalibles en el comportamiento de ciertas acciones? Ej.: ¿alguien mas tiene la tentación de comprar Popular después de la enésima bajada para vender al cabo de unos días con un 5% de ganancia, y repetir eternamente la jugada? Curiosamente al comprobar la cotización me he dado cuenta de que esto realmente no se podría haber hecho (Obvio, es análisis técnico…) pero creo que ya me entienden.
    Y por supuesto, a pesar de que uno de mis objetivos vitales es “ meet with triumph and disaster And treat those two imposters just the same” sigo pasándolo fatal cuando mis acciones bajan (a veces llego incluso a tener dolor “físico”) y me pongo más feliz que unas castañuelas cuando suben.
    ¿Alguno de Vds. Ya ha superado esta etapa?
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Buffff este debate es la madre del cordero… tengo que leer esto con calma…y repasar.

Casi me he tenido que dar la vuelta a ver si me estaba Vd. mirando por encima del hombro.

Yo quiero creer que hago “alguna de estas cosas” pero no soy presa de las emociones. Para mi realmente el reto sí es tener la convicción de que tengo un proceso que me permite identificar valores que valen la pena. Al hilo de esto, mi última hipótesis de trabajo es algo así como que cada vez que vaya a vender un valor vender sólo la misma cantidad (en dinero) que invertí inicialmente y quedarme con el resto de las acciones “para siempre”. No se si puede ser una estupidez, pero me gustaría oir opiniones al respecto.

Muchas son las veces que lo he pensado y luego no la he realizado nunca, por que si subiera ese valor aún me sentaría peor no haber aguantado.
El problema para mi es tener un argumento que justifique el hecho sea vender o comprar , ¿ porque como sigues comprando un valor que ya ha subido mucho y del cual estás contento ? a mi no me resulta fácil salvo que alguien en quién confío así lo haga.

Bueno en mi caso no se trata de seguir comprando sino de dejar una posición “para siempre” un poco pensando que la tasa de crecimiento de esa empresa me va a dar una excelente tasa de crecimiento en el precio, y luego también psicológicamente conseguiría dos cosas:

  1. No sufrir por lo que he “dejado de ganar”
  2. Sentimiento de tener algo que “me ha salido gratis” y mira lo que me está dando

@arturop ¿Las acciones que vende total o parcialmente después de la venta van mejor que las que compra?
Si la respuesta es sí, cambie el sistema.
Si la respuesta es no, entonces no debe sufrir por lo que ha “dejado de ganar”. Si vende 10 o 20 acciones casi seguro que alguna de ellas seguirá subiendo como un cohete posteriormente, pero no tiene sentido martirizarse con ello. No ha sido una decisión de venta única, sino una decisión de venta de múltiples acciones y como tal debe ser evaluada, no por partes.

Nada es gratis, y usted lo sabe. Por eso ha dicho “sentimiento de…”. No conviene confundir sentimientos con realidad.

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@TTAR, magnífica descripción de las manías de los inversores. No se ofusque buscando psiquiatra: a casi todos nos pasa lo mismo.
Creo haber superado el punto 3), el de “El Chartista de Hamelin”, pero no los dos primeros. Y la verdad es que creo que nunca los superaré, pero refunfuñar cuando sube lo que hemos vendido nos hace más humanos, ¿no? :stuck_out_tongue_winking_eye:

Me gusta el planteamiento , @Cygnus. Entiendo lo que dice @arturop también, pero no recuerdo donde leí, que a menudo los seres humanos , tendemos a considerar “dinero gratis”, el excedente por ejemplo en este caso de la inversión, cuando la realidad es que dinero es dinero, sin más matices.

Yo a día de hoy (si cambian los hechos, cambiaré mi manera de pensar), vendo cuando pienso que la empresa se está deteriorando y/o los motivos por los que invertí no son más que un recuerdo agradable del pasado. Ejemplo Telefónica, que vendí no hace mucho precisamente por esta razón.

Aún así hay dos reglas claras:

a) Las probabilidades de que en cuanto venda se disparare como un cohete hacia el espacio,son elevadísimas.
b) Tal y como está la fiscalidad, cuanto más quietecito, más guapo (entiendo que en UK, por ejemplo, esta no es una limitación TAN grande como en España).

Sólo una opinión :slight_smile:

Por cierto, unas reflexiones excelentes @TTAR!

@Cygnus. No tengo datos para contestar a sus preguntas. Si los tuviera no habría nada sobre lo que reflexionar jeje. Realmente en todos mis sistemas nunca he hecho ningún tipo de “backtesting” o simulación por el retrovisor. Simplemente he implementado una serie de ideas y luego observado cómo funcionaban en la realidad. Y normalmente al ser ideas de “sentido común” han solido funcionar bien. Esta idea es otra de esas.

@TTAR, que buenas definiciones!
Las tengo todas aunque algunas me afecten bastante menos ahora, como la primera o la segunda porque aunque mire las cotizaciones, las observo como cuando miro el tiempo que hace por la ventana, sin mucha implicaciones.
Lo de Hamelin es más persistente, supongo por algún trauma de infancia;-)
En general creo que las emociones me afectan mucho menos que hace unos años y la clave para mi es haber definido unos planes de actuación, o estrategias, en las cuales confío y que me dicen exactamente lo que tengo que hacer o no hacer y cuando tengo que hacerlo o no hacerlo.
Sobre la hipótesis de @arturop me gusta la idea siempre y cuando no se corra el riesgo de considerar el dinero , o las acciones ganadas, como menos importantes de las originarias, y la prueba la daría si en cada momento volvería a comprar las acciones que tengo o no.

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Comprendo y aplaudo su postura de no hacer backtesting. Ha evitado el sesgo del data snooping y sabe que la configuración de sus sistemas no adolece de ningún tipo de sobreoptimización. Solo que esta última idea que ha comentado puede tener un chequeo excesivamente largo en el tiempo. Si lo he entendido bien necesitaría esperar un buen número de años para ver si esas acciones “residuales” siguen creciendo a un ritmo suficiente como para justificar no haber invertido en otras.

El tema es que mis sistemas son una “competición Darwiniana” entonces las compraría otra vez, pues el hecho de que las haya tenido antes no influye a este respecto. Quizá lo que habría que hacer es tomar una visión de largo plazo, es decir, cada año reconsiderar la situación de la empresa “cualitativamente”

Entiendo perfectamente su planteamiento, pero creo que @Cygnus tiene razón, al final el problema es que no podemos evitar juzgar retrospectivamente nuestras acciones (algo terriblemente injusto), pero yo también he caido en el “Bueno, ya he recuperado, ahora todo serán beneficios o como mínimo no perderé”.
@jvas hace unos 10 días vendi mis acciones de Telefónica que tenia desde la OPV (para comprar VRX) y me alegra ver que comparte mis sentimientos sobre ella. Yo añadiría que me sentía culpable por haber mantenido tanto tiempo una acción que está en las antipodas de mi actual filosofía de inversión (aunque como se cumpla lo que la mayoria de analistas predicen me va a doler igual)

Está claro, es una decisión un poco de tirarse a la piscina. Pero quizá hay un terreno intermedio como le comentaba a @Fabala. No se, probablemente le tendré que dar unas vueltas más. Básicamente yo selecciono (una vez cumplidas otras condiciones necesarias) por dos razones, por momento o por valor.

En el primer caso, se podría decir que mi precio de compra fue bueno, siempre y cuando no cambien los fundamentales de la empresa radicalmente. Entonces ¿por qué no seguir ahí? Pero claro, en este caso, ¿por qué no quedárselas todas?

En el segundo caso quizá todavía con más razón.

Siempre mi razón de reciclar (dejando de lado que algo se caiga porque se deterioren sus fundamentales) es el “coste de oportunidad”. Pero cuando una posición ha salido razonablemente o muy bien, quizá es menos arriesgado quedarse al menos una parte, porque en este caso las posibilidades de que el acierto no haya sido “por azar” son más grandes y quizá hemos encontrado una empresa “especial” para quedársela a largo plazo. Y el buscar savia nueva es una forma de diversificar más longitudinal en lugar de transversal (como sea jeje)

O quizá todo esto que acabo de exponer no es más que una forma de racionalizar esos sesgos que yo mismo he enumerado y Vds. han tan acertadamente destacado…

Genial el articulo y genial los comentarios.

Las dos primeras trampas que se mencionan creo que he llegado a superarlas gracias al enamoramiento (esto parece un cuento de princesas). Cuando uno se enamora, como un bobo, de una compañía, los cambios en el precio y lo que hacen otras no le importa tanto. Lo fastidiado es que tal vez el enamoramiento no deje de ser una trampa más. Ya saben, en la vida y en la bolsa sí uno se enamora del ser adecuado todo es de color de rosa pero como uno se enganche de una víbora…
En lo que respecta al flautista… yo es que veo desplomarse algo que me gusta y no me resisto. Y veo algo disparado hacía arriba y por muy barata que me parezca la compañía me da respeto. No sé si son patrones pero me han hecho cometer errores. Más allá de esto no soy de buscar patrones raros.

Lo de desinstalarla las apps financieras del móvil en mi caso ha sido una bendición. Alguna vez sigo mirando cosas pero como hay que rebuscar… da más pereza.

Me parece que en el fondo son distintas muestras de un problema más general que nos termina afectando a todos, de una forma u otra: tendencia a creer que son los resultados los que demuestran si estábamos o no en lo cierto, ya sean absolutos o relativos.

Aunque uno tenga bastante o muy claro, que valorar resultados no es ni fácil ni sencillo, y mucho menos encajarlos en una perspectiva de largo plazo y dentro de las estrategias de inversión que se siguen, es complicado aislarse lo suficiente de toda clase de informaciones que uno recibe, para no terminar padeciendo algunas de las trampas que se comentan, y/o algunas otras similares.

1–Mirar cotizaciones: parece que es lo que hay que hacer según lo establecido para seguir al mercado. Pero supongo que aquí tiene algo que ver con que mientras uno espera la llegada del corto plazo, con algo tiene que entretenerse.

2-Las/los ex . Si uno estaba realmente convencido de porqué decidió salirse de un valor o fondo, no deberíamos pensar que el hecho que luego su cotización se dispare invalida nuestra tesis para salirse. Preferir otro valor/producto por distintos motivos o evitar una situación incómoda que podría agravar nuestra toma de decisiones, no son factores a poner detrás de una supuesta rentabilidad perdida.
Un caso parecido sería el cuando se te escapa un valor que por el rango de competencia de uno debería de haber visto. Es lo que comentaba a veces el antiguo equipo de Bestinver sobre Inditex. Hay que valorar sin embargo las razones que hacen que se nos puedan escapar según que valores, luego evitan que se caigan en otros bastante menos recomendables.

3-El chartista de Hamelín. Cuesta renunciar a ver las maravillosas rentabilidades , “a toro pasado” que se podrían conseguir caso de detectar según que patrones. Pero igual sería mejor recordar el posible desastre que se puede terminar provocando con este tipo de actuaciones.

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Coincido totalmente con su planteamiento. Es curioso como todos los gestores de fondos value dejaron pasar a una empresa tan fantástica como Inditex y todos lo lamentan ( al menos yo se lo he visto decir a Paramés, I.Martín y A.Guzman)

@TTAR, el punto 2 de “El Celoso de la Ex”, supongo que podría englobar también la siguiente variante:
“Alguien no se alegra si la cotización del valor baja, pero tampoco se ilusiona si sube”. Es más, lo que en verdad desearía es que el valor desapareciera.

Pongamos un ejemplo:

Fruto de una información relevante (como suele ser, por otra parte, normal en todos los valores que en algún momento están a punto de hacerlas públicas), un número de conocidos entre sí deciden entrar en un valor determinado. Lo hacen fiandolo todo a la “calidad” de dicha información, sin tiempo para estudiar nada más; entrar o no en el valor hubieron de decidirlo en horas.

Con las posibles plusvalías, unos aspiran a disfrutar de unas buenas vacaciones; otros a cambiar de coche, e incluso algunos a bastante más.

Al tercer día de producirse su entrada, la cotización del valor llega a tocar el 50% de revalorización. Se espera que en las semanas siguientes alcance el 70%; no siendo descabellado aspirar al 100%.

Sin embargo, algo falla. Lo que estaba pensado como un rally, del tipo que hay quien hace años definió así: “se ha de actuar con traje de camuflaje, la cara pintada y el cuchillo en la boca. Se da un asalto violento y se sale por piernas” no acaba exactamente así. Lo que era “está todo cerrado y en unos días vienen a firmar y se hace público”, pasará a ser, al cabo ya de unos meses, " bueno, parece que hay algún punto de desencuentro y la cosa puede retrasarse bastante más de lo que pensábamos".

En un momento determinado, y ya disponiendo de más información del valor, alguien decide que no debe seguir ahí y que ha de deshacer su posición en ese momento; sin pérdidas pero sin aspirar a obtener ganancia alguna. Así lo hará, mientras que el resto, al no haberse salido a tiempo, se verán condenados a ir a largo, so pena de preferir asumir en torno a un 20% de pérdidas en su inversión.
Aliviado y conforme con su decisión, ese alguien se propondrá olvidarse de ese valor.

¿Olvidarlo?, ¡ya!. Continuará siguiendo su cotización y, además, lo hará con sentimientos encontrados:
Por un lado, no desea que la cotización del valor acabe dañando a quien está dentro. Pero, por el otro, ¿cómo decirlo? …, supongo que una manera de hacerlo sería decir que ese alguien preferiría ahorrarse la vivencia de que si, al final de todo, se acaba descorchando el cava, no haya una copa para él.

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Le entiendo perfectamente, yo prefiero ir siempre por libre y que no me acompañe ningún conocido.Incluso a mi madre le recomiendo que compre algo que yo no tengo. Aunque en una situación como la que describe supongo que no hay elección…

Que bueno @Cantizano, me ha gustado mucho el ejemplo.

Añadiría, que siempre que se cambia uno de carril, el que deja va más rápido :grin: