RESUMEN Y COMENTARIOS SOBRE “LOS CUATRO PILARES DE LA INVERSIÓN”-10
Resumen/comentario del capítulo 3º: El mercado es más listo que usted.
Uno puede pensar que sí, que está claro, que la rentabilidad futura del mercado no será tan alta, pero por otra parte, que sí, que se puede vencer al mercado, por sí mismo o con asesoramiento financiero. Craso error.
¿Pueden los pronosticadores del mercado bursátil de veras pronosticar algo? Alfred Cowles, ya a principios del siglo XX, llegó a esta conclusión: Los mejores resultados pueden explicarse fácilmente por el azar, mientras que los peores pueden ser fruto de una persistente y casi misteriosa incompetencia.
Se afirma que sólo hay dos tipos de inversores: los que no saben adónde se dirige el mercado y los que no saben que no lo saben. Pero aún existe un más bien patético tercer tipo: el estratega del mercado. Estos enormemente vistosos ejecutivos salidos de las agencia de Bolsa se expresan con claridad, están muy bien remunerados, suelen ser atractivos e invariablemente van vestidos de forma impecable. Su trabajo consiste en convencer al público inversor de que su empresa puede adivinar los movimientos del mercado mediante un meticuloso análisis de los datos económicos, políticos y de inversión. Pero en resumidas cuentas, sólo saben dos cosas: la primera es que, como todo el mundo, no tienen ni la más remota idea de hacia dónde se dirigirá el mercado al día siguiente. Y, la segunda, que su sustento depende de aparentar que sí lo saben.
Eugene Fama, a mediados del siglo XX, llegó a esta conclusión: A pesar de que resulta sencillo averiguar cuáles fueron las estrategias de selección de acciones y de market timing que tuvieron éxito en el pasado, ninguna de ellas funcionaba en el futuro.
¿Existe alguna razón importante para no intentar configurar una cartera de acciones por cuenta del inversor para tratar de vencer al mercado?
Sí, es el riesgo de comprar las acciones equivocadas. Se dice que se puede conformar una adecuada diversificación poseyendo tan sólo quince acciones. Tal afirmación es cierta en términos de reducción de la volatilidad a corto plazo. Pero el mayor peligro que acecha a una cartera supuestamente diversificada no es dicha volatilidad, sino el peligro de que la cartera obtenga una baja rentabilidad a largo plazo. Adiós a la independencia financiera.
¿Da que pensar, no?