Se confunde.
Lo que Ud. quizás quiso decir es que no hay nadie es imprescindible, lo que es una realidad. El problema no se centra es que algunos son más prescindibles que otros, sino que los que forman la máxima categoría de “los casi imprescindibles” son, muchas veces, muy difíciles de obtener y, por tanto, sustituir.
Le pongo un ejemplo en el que solo le puedo asegurar que créame que lo conozco, digamos que suficientemente, no con suficiencia, que es otra cosa.
De abogados, en España, podemos llenar toda la Unión Europea y nos sobrarían la mitad. De abogados con correctos conocimientos legales de cualquier rama llenamos el actual número de colegiados del Muy Ilustre de Madrid. De abogados que, además, sean conocedores profundos en las materias en las que ejercen, en mi opinión, no deben superar los 2.000 ejercientes. Y de estos últimos, en la rama en la que yo ejerzo, que sean capaces de trasladar estos conocimientos a una operativa informática robusta, que permita una actividad mecanizada de la empresa y con un mínimo riesgo asumible, con un uso aventajado de la tecnología y sus posibilidades, conozco a 17, todos colocados, todos con unos excelentes sueldos, cazado uno de estos prodigios la movilidad es prácticamente nula, no se cuidan, se miman hasta lo que las leyes permiten.
¿Son imprescindibles? No ¿Son insustituibles? No. Pero lo que sí es indispensable, aquí estamos de acuerdo con el término, es cubrir el puesto, en su defecto estás muerto. Y ni le cuento lo que le costará.
Y si encuentra un informático que entienda a ese abogado, ¡ojalá pudieran formar matrimonio! solo he conocido a seis, aquí multiplique con la N que desee el esfuerzo y coste a realizar.