Tras el apoyo que ha recibido el primer post, me dispongo a escribir la continuación de la historia del señor de la inversión. Nos habíamos detenido exactamente en el momento en el que Sam, tras sustraer la carta a Polvorón, se disponía a leer lo que en ella estaba escrito:
"Querido Frodus,
Malas noticias me han llegado. Me tengo que marchar de inmediato. Harías bien en emprender tu viaje (y por consiguiente abandonar Invertton) de inmediato y no esperar ni el tiempo que requiere reembolsar un fondo para partir. Yo volveré tan pronto como pueda y te seguiré si es que has salido antes de que yo haya llegado. Déjame un mensaje en esta posada y Polvorón me lo entregará (como espero que te lo haya entregado a ti, si no es el caso perdónalo porque, el pobre, no tiene memoria ni para aprender el ticker de una compañía) si es que no ha perdido la posada como consecuencia de su estrategia de arbitraje. Porque desde que se empeñó en que la fusión de las dos compañías de producción de hierba para pipa estaba asegurada, no ha dejado de perder dinero. Y es que el arbitraje es una estrategia no exenta de riesgos (en especial el arbitraje de compañías sobre las cuales se ha lanzado una OPA y que cotizan a un precio un poco inferior al ofrecido por los compradores ya que si el acuerdo se cancela o ocurre algún acontecimiento imprevisto como puede ser un incendio que afecte a parte de la implantación, el precio ofrecido puede reducirse considerablemente. En resumen, arriesgando tu capital en una operación en la que si ganas, ganas más bien poco y si pierdes, sueles perder el diferencial entre el precio anunciado en la adquisición y el precio previo de la compañía).
Pero bueno, me he desviado, el motivo por el que te dejo esta carta es para decirte que continúes tu travesía con un señor de la posada. Lo reconocerás fácilmente porque se pasa la mayor parte del tiempo buscando empresas que cumplan sus estrictos requerimientos. Responderá al nombre de Trancas el inversor en calidad pero en realidad se llama Carlosmaño. Él os guiará hasta que llegué.
Postdata: espero que Polvorón envíe esta carta pronto. Es un buen hombre pero suele posponer las tareas que se le piden (si es que se acuerda) y suele estar muy ocupado dirigiendo su negocio.
Firmado, Gundalf"
Tras la apresurada lectura de la carta, Frodus se dirigió al interior de la posada buscando a Trancas, encontrándolo leyendo los formularios 13F, qué son unos formularios enviados a la SEC de manera trimestral que muestran la cartera de los inversores institucionales que gestionan más de 100 millones, en busca de ideas de inversión. Tras verle de reojo, los tres mosqueteros si es que se pueden llamar así, se acercaron a él y le preguntaron por su nombre:
— Me llamo Carlosmaño aunque por estos lares se me conoce como Trancas el inversor en calidad —dijo con una voz grave y tranquilizadora, que transmitía la sinceridad con la que el inversor hablaba. Veo que ya habéis leído la carta de Gundalf.
— Sí —respondieron al unísono— y nos ha dicho que vas a ser nuestro guía.
— Me complace oír eso. En ese caso partamos, no hay tiempo que perder. Atajaremos por un sendero que conozco yo, pero antes deberíamos encontrar algún animal de carga que nos haga más liviana la ruta librándonos del peso del equipaje. Polvorón —dijo mirando al posadero que disimulaba trabajando que estaba interesado por el rumbo que había tomado la conversación—, ¿Podrías encontrar algún animal que cumpla esta función en una hora ?
— Difícil lo veo señor, el único dispuesto a desprenderse tan apresuradamente de este tipo de animales sería el viejo Bill pero les pondría un precio tan sobrevalorado como las acciones con las que hacía trading, las cuales como mínimo estaban a 15 veces ventas y a cero veces beneficios (puesto que no generaban). Como Biblo dijo hace tiempo, cuando venía a mi humilde posada, “no te tienes que preocupar por una reducción en los beneficios de una empresa si esta no los genera”.
Veinte minutos pasaron y vieron que Polvorón llegaba con un asno delgaducho que como supieron después había costado lo mismo que 3 caballos en los establos de Invertton. Durante ese tiempo habían preparado provisiones y apenas 5 minutos tras la llegada del asno ya habían partido. Transcurrió el camino sin ningún acontecimiento que sea digno de mención decidieron desviarse hasta el olimpo de los dividendos creyendo que Gundalf podría haber subido hasta este lugar. Trátase de una cima en cuyo punto más alto hállase tallada a piedra la lista de los reyes del dividendo (empresas que han aumentado su dividendo de forma constante e ininterrumpida durante 50 años seguidos). Tras un debate inicial, decidieron subir con la esperanza de encontrar algún rastro de Gundalf, más no encontraron nada. Sin embargo, este fue un error fatal como el de compartir tu cartera de posiciones en corto en reddit, solo que el lugar de llegar unos trolls que te hagan palmar pasta al inflar la cotización de una compañía (al subir el precio de la acción, tienes que añadir más dinero para mantenerte en corto. Esto hace que si tienes una posición en corto que es el 3% de tu cartera y la acción multiplica por 20 puedes verte forzado a cerrar la posición, asumiendo unas pérdidas descomunales). Aunque bueno, ellos no fueron conscientes de su error hasta bien entrada la noche cuando escucharon a lo lejos unos ruidos de caballos. Fue Samuel el que advirtió de ello pero ya era demasiado tarde: cinco hombres grandes en ropa de playa se acababan de presentar a las puertas de la gruta en la que estaban descansando.
Inmediatamente, Trancas sacó su arma: el legendario tocho de John Bogle, forzado en las lejanas tierras de un pueblo del que poco se sabía ya, los anticomisiones, un pueblo que según decían las leyendas eran capaces de estar investigando durante horas para reducir una décima las comisiones de su cartera.
Los jinetes playeros aunque estaban asustados por este arma, que de un golpe era capaz de derribar hasta al más robusto, continuaron avanzado. El combate iba a comenzar. Los playeros intentaron atacar a Frodus y la compañía de la inversión se replegó para la defensa. Samuel y Pimpin dirigidos por Trancas sacaros sus ejemplares de un paso por delante de Wall Street. La tensión se podía cortar con un cuchillo y por ello los cinco playeros sacaron dos cuchillos cada uno: uno en cada mano.
Conscientes de su inferioridad numérica y siguiendo el consejo de Sun Tzu en el que “no hay mejor defensa que un buen ataque” decidieron atacar: Samuel y Pimpin se enfrentaron a uno cada uno y Trancas a tres a la vez (si es que el levantar libros tan pesados le dotaba de una fuerza extraordinaria). Fordus, apoyado en un rincón se limitó a contemplar el espectáculo, pero no era consciente de que había un playero más bajo que sus compañeros que había conseguido huir sin ser visto del combate con Trancas y se acercaba a nuestro protagonista procurando no hacer ruido. Finalmente, cuando este se hubo acercado lo suficiente, empuñó el cuchillo y se lo clavó en un costado a Frodus.
Este gritó con todas sus fuerzas y Carlosmaño se acercó enfurecido, liberando una ira que había retenido por mucho tiempo. Los jinetes playeros temblaron y salieron huyendo despavoridos y cuando se acercaron a Frodus éste se había desmayado.
Despertó a lomos del animal de carga y vio que ya era de día. Miró a los lados y pudo distinguir las formas de sus compañeros pero se encontraba cansado y mareado. Al ver que su amo estaba despierto, Samuel se acercó a él. Según pudo saber uno de los jinetes le había clavado un cuchillo maldito y llevaba dormido dos días en los que, para poder continuar su travesía, habían debido transportar la carga entre los tres con el fin de transportar a un debilitado Frodus. No tuvo tiempo de hablar mucho más hasta que comenzó a cabecear y se quedó dormido.
Sus compañeros continuaron sin descanso pero se veía que la maldición iba debilitando al pobre Frodus y es que hablaba en sueños. La primera vez que lo oyeron fue al mediodía del quinto día cuando mientras devoraban una comida frugal comenzó a hablar:
— Invierte 250 euros en Hobitzon y podrás obtener un segundo ingreso. Comience hoy y obtenga un 300% de rentabilidad semanal gracias a una de las mayores compañías de Invertton que se dedica a repartir hierba para fumar por todos los lares conocidos.
Los amigos decidieron coger un trozo de cuerda que había traído Pimpin y atarle de forma que le fuese cuasi imposible hablar y solamente cuando veían que en momentos puntuales Frodus recobraba la consciencia le quitaba la mordaza. Aunque estos momentos eran breves y bastante espaciados en el tiempo, cada vez más espaciados, la maldición lo estaba debilitando. Sus compañeros, aunque conscientes de ello no pudieron hacer nada más que apresurarse y reducir los descansos al mínimo.
En parte, gracias a ello, llegaron a las afueras de Stocktel en la mitad de tiempo del planeado aunque mientras descendían por las laderas de la montaña Trancas les pidió que se detuviesen:
— Deteneos —susurró con un tono autoritario. En estos últimos días he tenido ocasión de reflexionar y he llegado a la conclusión de que si yo fuese uno de los jinetes playeros estaría ahí —dijo señalando una playa de aguas cristalinas y con abundantes olas— tengo la sensación de que nos esperan. Frodus, ¿Estás despierto? —preguntó con una voz dulce.
— Sí, eso creo —respondió Frodus bostezando puesto que se acababa de despertar de una siesta al oír su nombre, con la misma habilidad con la que uno es capaz de distinguir su nombre en una reunión multitudinaria.
— Excelente — respondió haciendo un gesto que la mayoría de los lectores asociaran con esta frase. En ese caso ponte en una postura digna y prepárate porque vas a tener que ir trotando a la velocidad de la luz. ¿Ves aquel río?
— Sí —asintió Frodus.
— Para cruzar este río debes localizar un viejo puente de madera —indicó Carlosmaño señalando la vieja estructura. Una vez que lo hayas cruzado grita con todas tus fuerzas pues cerca esta la ciudad y muchas personas que como yo están informadas de tu travesía vendrán en tu ayuda.
En efecto, tal y como pronostico Trancas, de entre las dunas de la playa emergieron siete playeros y con tabla de surf en mano, esperaban una ola lo suficientemente grande para permitirles cazar a su presa.
— ¡Corre, Frodus, corre! — gritó Samuel al ver que una ola de 60 palmos se divisaba en la mar.
Pero de nada servía esa información, Frodus estaba avanzando lo más rápido que podía montado a lomos de Perrunilla *—*como posteriormente llamarían a aquella bestia de carga—. Pero de poco servía esta velocidad puesto que era visiblemente insuficiente: los jinetes playeros (que ahora se habían transformado en surfistas) estaban en la cresta de la ola y avanzaban a una velocidad vertiginosa gracias a haber cogido una de esas olas que un surfista, con suerte, ve una vez en la vida. Seguro, estos avanzaban más rápido que Perrunilla y su jinete pero ya casi habían llegado al puente y con apenas unos metros de ventaja consiguieron pasarlo.
¿Y ahora que hago? — se preguntó Frodus— . Ayuda, ¿hay alguien ahí? — gritaba desesperadamente sin recibir una respuesta aparente. Se empezó a encontrar mal y antes de cerrar los ojos le pareció ver una enorme bola de nieve que iba en dirección al puente.
Despertó en una habitación ciertamente agradable, aunque en cierto modo sobrecargada por la gran cantidad de posters de superinversores que había en las paredes. Tras observar la estancia pudo recalcar en que había una hamaca con alguien dormido en ella.
Debido a la escasa luz, y en parte por la intriga que le suscitaba la habitación desconocida, decidió descorrer las cortinas y súbitamente un rayo le luz entró por la ventana.
— ¡Mis ojos! — gritó Frodus, tropezando un segundo después con una columna de libros que había en el suelo.
— Buenas tardes Frodus —dijo aquel ser tumbado en la hamaca. Veo que no me has reconocido, soy Gundalf. Sé que querrás hablar un poco pero es la hora de la merienda. Además, ya que estás podrás enterarte de todo lo que quieras disfrutando de una bebida caliente y algo de comer.
Frodus parecía convencido por los argumentos de Gundalf y tras descender unas escaleras llegaron a un salón en el que nuestro protagonista pudo ver a los otros miembros de la compañía.
— Frodus, cuanto me había preocupado — expresó llorando de alegría Samuel. Llevaba usted dormido cinco días.
— ¡Cinco días! — exclamó Frodus.
— No le agobies — le pidió Gundalf a Samuel. Aunque bueno, ya que has abierto el melón será mejor que le contemos todo lo que ha pasado desde que se desmayó. ¿Qué es lo último que recuerdas?
— Veamos — dijo Frodus con voz pensativa. Recuerdo haber visto una especie de bola de nieve.
— Esta bola de nieve, como la llamas tú es conocida en el mundo de la inversión en dividendos como la estrategia de la bola de nieve. Consiste en reinvertir los dividendos de nuestra cartera en comprar más acciones de estas empresas que reparten dividendos. De este modo, utilizando el interés compuesto, una cartera con un valor de 500 monedas de oro y que por dividendos aporte 20 monedas al año (rentabilidad por dividendo del 4%) además de una revalorización de 15 monedas al año debido a un crecimiento del 3% anual en los beneficios el capital final podría ser casi el doble (que en el supuesto de no reinvertir los dividendos) por el mero hecho de reinvertir tus dividendos durante un periodo de 33 años. Yo en mi caso puesto que tengo ya 150 años, he conseguido aprovecharme bien de esta reinversión con mi estrategia DGI.
Pero bueno me estoy despistando un poco. La cuestión es que materialicé mis dividendos y utilice su abultado tamaño para destruir el puente. Tenías que haber visto como bajaban los jinetes y su tabla de sur por el río — dijo riendo como pocas veces se le veía— . Tengo la sensación de que no les vamos a ver por mucho tiempo. Tras romper el puente, fui con unos amigos, que tendrás ocasión de conocer dentro de poco, y te trajimos a esta habitación para ver si podíamos eliminar el maleficio. Nos costó bastante tiempo, durante el cual trataste de convencer a Samuel de inscribirse para un webinar gratuito sobre un sistema de trading intradía y a mi de operar con criptomonedas. Tenías que haber visto como repetías constantemente cada vez que Samuel te visitaba: “se puede invertir de muchas maneras pero a mi parecer la más lógica es utilizando mi método que llevo utilizando desde que se abrió la bolsa de valores y que puedes ver haciendo clic en el siguiente enlace que te llevará a una clase magistral en línea y gratuita en al que te enseñaré a ganar tanto dinero que solo tendrás que preocuparte de donde guardarlo”.
Finalmente, ayer conseguimos curarte y tras dormir toda una noche ya estás recuperado —tose y coge un vaso de agua, tenía sed de hablar tanto—. Luego en dos horas nos reuniremos con los reyes de Stocktel y sus alrededores y hablaremos largo y tendido sobre el anillo y que vamos a hacer con él. Hasta entonces descansa un poco —se dirige a la salida y se marcha—.
Hasta aquí el post de esta semana. Si veo que sigue gustando esta historia inspirada en el señor de los anillos publicaré la continuación la semana que viene.
*Disclaimer: El Contenido es solo para fines informativos y de entretenimiento. El autor no pretende criticar la obra de el señor de los anillos y no se hace responsable del dolor de ojos por leer un texto tan largo en una pantalla