Algunos pasajes del hombre más rico de Babilonia

La riqueza de un hombre no está en la bolsa que
lleva. Una bolsa repleta fácilmente se vacía; si no hay un chorro que la vuelva a llenar.
Arkad tiene un ingreso que constantemente mantiene su bolsa repleta

–Encontré el camino a la riqueza cuando decidí que una parte de todo lo que ganaba
era mía para ahorrarla. Y así también lo deberás hacer tú.
Luego continuó observándome con una mirada que yo podía sentir que me preguntaba,
pero no dijo más.
–¿Es eso todo? –pregunté.
–Eso fue suficiente para transformar el corazón de un pastor en el corazón de un
prestamista –contestó.
–Pero todo lo que gano es mío, ¿no es así? –repliqué.
–¡Qué va! –contestó–. ¿No le pagas al sastre? ¿No pagas por todo lo que te comes?
¿Puedes vivir en Babilonia sin gastar? ¿Qué tienes que mostrar de tus ganancias del mes
pasado? ¿Qué del año pasado? ¡Insensato! Les pagas a todos menos a ti mismo. Estúpido,
trabajas para otros. Además eres un esclavo y trabajas para que tu amo te dé de comer y
vestir. Si tú ahorras para ti una décima parte de todo lo que ganas, ¿cuánto tendrías en
diez años?
Mi conocimiento de los números no me abandonó y contesté:
–Tanto como lo que gano en un año.
–No dices más que la mitad de la verdad –replicó-. Cada pieza de oro que tú ahorras es
un esclavo que trabaja para ti. Cada penique que se agrega es su hijo, que también puede
ganar para ti. Si tú llegaras a ser rico, entonces todo lo que ahorras debe aumentar, y los
hijos de tus ahorros deben aumentar, pues todo puede ayudar a darte la abundancia que
tú anhelas.

La riqueza, como un árbol, crece de una pequeña semilla. El primer penique que
ahorras es la semilla de la cual tu árbol de riqueza crecerá. Y entre más fielmente lo
nutras y lo riegues con constantes ahorros, más pronto podrás descansar plácidamente
bajo su sombra.

Cada tonto debe aprender –gruñó-. Pero ¿por qué confías en el conocimiento de un
ladrillero acerca de joyas? ¿Irías con el panadero para preguntarle acerca de las
estrellas?

Es preferible un pequeño interés seguro a uno con gran riesgo.

Disfruten la vida mientras estén aquí. No se esfuercen demasiado ni traten de ahorrar
mucho. Si un décimo de lo que ganan, es todo de lo que ustedes pueden cómodamente
ahorrar, estén contentos con ahorrar esa porción. Vivan de acuerdo con sus ingresos, y
no se hagan miserables y temerosos de gastar. La vida es buena y es rica de cosas que
vale la pena disfrutar.

Os diré una extraña verdad cuyo principio desconozco. Cuando empecé a gastar sólo las nueve décimas partes de lo que ganaba me arreglé igual de bien que cuando lo gastaba todo. No tenía menos dinero que antes. Además, con el tiempo, obtenía dinero con más facilidad.

–Algunos de ustedes, mis estudiantes, me han preguntado esto: “¿Cómo puede un
hombre ahorrar en su bolsa un décimo de todo lo que gana, cuando todas las monedas
que gana no son suficientes para sus gastos necesarios?” –así se dirigió Arkad a sus
estudiantes el segundo día.
–¿Cuántos de ustedes llevaban bolsas vacias?
–Prosiguió.
–Todos nosotros –contestó la clase.
–Sin embargo, no todos ganan lo mismo. Algunos ganan más que otros. Algunos tienen
familias más grandes que sostener. Aun así todas las bolsas estaban igualmente vacias.

Estudiad atentamente vuestros hábitos de vida. Descubriréis que la mayoría de las necesidades que consideráis como básicas pueden ser reducidas o eliminadas. Que sea vuestra divisa apreciar al cien por cien el valor de cada moneda que gastéis.

El primer principio de la inversión consiste en asegurar vuestro capital.

Así que os aconsejo, con conocimiento y experiencia que no confiéis demasiado en vuestra inteligencia y no expongáis vuestro tesoros a posibles trampas de inversión.

Proteged vuestro tesoro contra las pérdidas e invertid solamente donde vuestro capital esté seguro.

El oro se aferra al poseedor prudente.

El oro escapa al hombre que invierte sin fin alguno en empresas que no le son familiares.

El nuevo poseedor de oro siempre se encontrará con proposiciones extravagantes que son tan emocionantes como la aventura. Estas dan la impresión de proporcionar unos poderes mágicos a su tesoro que lo hacen capaz de conseguir ganancias imposibles. Pero, verdaderamente, desconfiad; los hombre sabios conocen bien las trampas que se esconden detrás de cada plan que pretende enriquecer de forma repentina.

Los tesoros de Babilonia son tan importantes que ningún hombre es capaz de calcular su valor en piezas de oro. Todos los años adquieren mayor valor.

No me gusta ni el oro que duerme ni tampoco los grandes riesgos.

PD: no os resultan familiares algunos conceptos. El libro fue publicado en 1926.

8 Me gusta

He estado pensando lo de al menos un décimo como tasa de ahorro. En el último capítulo del libro habla de un caso donde ahorran un 30% de lo que ganan. Para gran parte de la sociedad ahorrar un décimo de lo que se gana es toda una heroicidad.
Muchos de nosotros no necesitamos pensar en porcentajes. El buen ahorrador simplemente ahorra sin pensar en el porcentaje sobre los ingresos.

1 me gusta

La prudencia suele ser uma cualidad tan necesaria como con poco “glamour” tanto a la hora de invertir como de gestionar el propio dinero.

Y asociarla simplemente con un determinado % de RV en cartera me parece de lo más tramposo.
De hecho, aunque el concepto de riesgo no es nada fácil de definir, me parece que no pocos usuarios de esta red, hacen gala, dentro de su estrategia de inversión, de una prudencia digna de análisis más allá de falsos prototipos de perfiles de riesgo.

1 me gusta

Añadiría : " La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de fruto dulce " @dblanco puede decir algo más sobre Arkad, gracias.

1 me gusta