Gracias por sus palabras @jvas. Yo no soy economista, y mi conocimiento técnico en el mundo de la inversión está muy lejos del de muchos amigos +dividenders. Mi periplo inversor está aprendiendo a escribir, pues me arranqué en 2015, sin embargo sí empiezo a tener alguna que otra trayectoria vital.
Me inicié en el mundo laboral en verano de 2002, como programador web dando servicio a un banco. Recuerdo que entrábamos con contratos de ETT y evidentemente lejos de las cifras que escuchábamos años antes mientras íbamos terminando nuestros estudios. Recuerdo cómo los compañeros tres/cuatro años mayores nos hablaban del tiempo de vino y rosas con sueldos y condiciones que con perspectiva ves que no tenían sentido, con modelos de gestión “fuera del tiesto” y en algunos momentos obscenos por su derroche sin sentido. Yo llegué ya para recoger las migas de aquella fiesta, y pico y pala poco a poco fui desarrollándome, con esfuerzo y constancia.
Poco después, viví también en directo ser un “raro” por no comprarme un piso en el 2005, 2006, 2007. A fin de cuentas, tenía ya un trabajo “estable” (esto…tres-cuatro años de vida laboral!), mi novia de aquel entonces (hoy mi mujer) estaba también trabajando y, sin ningún posgrado financiero, no veía sentido a al precio de la vivienda y tener una hipoteca que supusiera un 65% de los ingresos de ambos. Alrededor, todo era bonito. “Irás ascendiendo”, “ganarás más”, “podrás vender la casa más adelante”. A compañeros, amigos y familiares sólo hacía una pregunta desde la más absoluta ignorancia y con la misma inocencia con la que hoy día mis enanos me preguntan cosas a mí :
- “¿Por qué los pisos no pueden bajar?”
- “Porque no, eso es imposible. Los pisos no bajan”.
- “Ok, entiendo…”
No compré nada. No me lo podía pagar. Así que simplemente seguí trabajando, haciendo deporte y escuchando música que es lo que me gustaba y gusta hoy día. En septiembre de 2008 me apunté a un MBA (a fin de cuentas en algún lugar tenía que “invertir”) y recuerdo perfectamente nada más empezar el día 15 de septiembre llegué a casa, puse las noticias y había caído Lehman Brothers. El resto es historia, y como comprenderán “me comí” muchas clases sobre la crisis ninja en el MBA. !Todo el mundo parecía ser consciente de que iba a ocurrir!
Y yo decía para mí, “joder, para ser conscientes y tan listos menuda ostia se está llevando el mundo”. Más de diez años después, y gracias a foros como este, leí a Taleb. Y aquí tres claves de su teoría del Cisne Negro (muy importante la tercera):
- El suceso es una sorpresa (para el observador).
- El suceso tiene un gran impacto.
- Después de su primer registro, el suceso se racionaliza en retrospectiva, como si pudiera haber sido esperado.
Bueno, pues todo eso. ¿Y para qué lo cuento?
Porque hay cosas, sensaciones, que me invitan a pensar en esas épocas pasadas. No tengo ni idea de cómo cotizaban la acciones de Terra o el ratio de apalancamiento que tenía Lehman. Lo que sí sé es que tenemos tipos de interés negativos (que desde mi desconocimiento como anticristo de la economía me hace sentir, cuanto menos, “raro”), los bonos americanos y/o alemanes dan lo que dan entendidos como activos libres de riesgo (que bajo mi punto sí lo tienen) y mientras tanto los índices mundiales suben un +30%. Y mi sensación es que “parece fácil”. Compramos calidad, no pagamos mucho y esperamos. Algunas veces ya he expuesto por el foro que tiendo al keep it simple, pero sólo cuando he pasado por el proceso complejo de deconstrucción previa. E insisito, desde mi absoluto desconocimiento técnico pero habiendo vivido ya algún que otro “meneo” vital esta realidad en la que vivimos, o este paradigma del status quo inversor, por momentos me recuerda a la famosa “Exuberancia Irracional” de Shiller propia de épocas pasadas.
Todo esto desde el máximo respeto a todos los planteamientos vitales e inversores. ¡En nuestra pluralidad está nuestra verdadera riqueza!
Un abrazo y buen domingo!